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Aomame le dio las gracias.<br />

—¿Hay algo que de momento le haga falta? Si hay algo, dígamelo y se lo<br />

conseguiré de inmediato a través de Tamaru.<br />

—No, por ahora creo que tengo todo lo que necesito.<br />

La señora carraspeó ligeramente.<br />

—Bien. Sólo le pido que recuerde lo siguiente: lo que hemos hecho es del todo<br />

correcto. Hemos castigado a ese hombre por sus crímenes y hemos tomado<br />

precauciones para que no vuelvan a ocurrir en el futuro. Hemos evitado que haya<br />

más víctimas. No hay nada de lo que arrepentirse.<br />

—El dijo lo mismo.<br />

—¿Él?<br />

—El líder de Vanguardia. El hombre que liquidé anoche.<br />

La señora permaneció en silencio durante cinco segundos y preguntó:<br />

—¿Lo sabía?<br />

—Sí, sabía que yo había acudido para eliminarlo. Me recibió a sabiendas de que<br />

lo quería asesinar. Es más, estaba deseando morir. Su cuerpo sufría una grave lesión<br />

y se dirigía hacia una muerte lenta pero ineludible. Yo adelanté un poco ese<br />

momento y di descanso a un cuerpo lacerado por fuertes dolores.<br />

La señora pareció seriamente sorprendida al escuchar aquello. Volvió a quedarse<br />

sin habla, lo cual era raro en ella.<br />

—Ese hombre... —dijo la señora. Buscó las palabras adecuadas—, ¿deseaba que<br />

lo castigaran por sus actos?<br />

—Lo que deseaba era que lo libraran cuanto antes de una vida llena de<br />

sufrimiento.<br />

—Y cuando lo asesinó él estaba mentalizado.<br />

—Eso es.<br />

Aomame no mencionó el pacto al que habían llegado el líder y ella. Ella tenía<br />

que morir a cambio de que Tengo sobreviviera en aquel mundo: ésa era la promesa<br />

secreta acordada entre el hombre y Aomame. No podía revelársela a nadie.<br />

—Los actos de ese hombre eran anormales, desviaciones, y tenía que ser<br />

asesinado. Pero no era una persona normal. Por lo menos, tenía algo especial. De eso<br />

no cabe duda.<br />

—Algo especial —dijo la señora.<br />

—No sé cómo explicarlo —dijo Aomame—. Es una habilidad o un don especial<br />

y, al mismo tiempo, una carga terrible que parecía corroer su cuerpo desde dentro.

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