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—Diferentes cosas. Seguridad, sobre todo guardaespaldas. O, mejor dicho,<br />

«gorila». Como no estoy hecho para el trabajo en equipo, me centré en el negocio<br />

independiente. Aunque fue durante poco tiempo, también estuve metido por<br />

necesidad en los bajos fondos de la sociedad. Allí vi muchas cosas. Cosas que una<br />

persona normal nunca ve en su vida. Pero jamás caí en ningún barrizal. Siempre tuve<br />

cuidado de no dar pasos en falso, porque tengo un carácter extremadamente<br />

precavido y no me gusta la yakuza 16 Así que, como te dije una vez, mi historial está<br />

limpio. Luego me vine aquí. —Tamaru señaló recto hacia el suelo que pisaba—.<br />

Desde entonces mi vida ha sido así de tranquila. Tampoco es que desee una vida<br />

estable, pero pudiendo llevar este estilo de vida, prefiero no perderlo, porque no es<br />

fácil encontrar un trabajo que a uno le plazca.<br />

—Desde luego —dijo Aomame—. Pero ¿seguro que no quieres que te pague?<br />

Tamaru negó con la cabeza.<br />

—No necesito dinero. El mundo se mueve más a base de trueques que de dinero.<br />

Como a mí no me gusta tomar prestado, presto todo lo que puedo.<br />

—Gracias —dijo Aomame.<br />

—En caso de que la policía te preguntara de dónde has sacado el arma, no quiero<br />

que les des mi nombre. Si la policía viniera a verme, yo lo negaría rotundamente, por<br />

supuesto, y no diría nada aunque me pegaran. Pero si Madame se viera mezclada en<br />

esto, yo perdería mi puesto.<br />

—Claro que no daré tu nombre.<br />

Tamaru le entregó a Aomame un papel doblado que se había sacado del bolsillo.<br />

En la nota estaba escrito el nombre de un hombre.<br />

—El cuatro de julio recibiste la pistola y las siete balas de manos de un hombre<br />

en la cafetería Renoir, cerca de la estación de Sendagaya, y le pagaste quinientos mil<br />

yenes en efectivo. Querías conseguir un arma, el tío se enteró y se puso en contacto<br />

contigo. Si la policía interrogara a ese hombre por lo ocurrido, debería admitir los<br />

cargos. Entonces pasaría unos años en prisión. No hace falta que hables más de la<br />

cuenta. Con que se demuestre la vía por la que circuló la pistola, la policía ya habrá<br />

salvado su honor. Y es posible que tú también pases una breve temporada en la<br />

cárcel por violación de la ley de control de espadas y armas de fuego.<br />

Aomame memorizó el nombre allí escrito y le devolvió el trozo de papel a<br />

Tamaru. Él lo rompió en pedazos y lo tiró a la basura.<br />

—Como te decía, soy una persona precavida. En raras ocasiones confío en<br />

alguien y, aun así, no me fío. Nunca dejo las cosas en manos del destino. Pero lo que<br />

deseo, más que nada, es que esta pistola vuelva a mis manos sin ser usada. De ese<br />

16 Mafia japonesa. (N. del T.)

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