13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

películas de Hitchcock. Se había metido él a sí mismo, consciente del riesgo que<br />

entrañaba. El mecanismo ya estaba en marcha. No podía detener algo que había<br />

cogido impulso; y, además, Tengo se había convertido, sin duda, en un engranaje<br />

más del mecanismo. Un engranaje fundamental. Podía oír por lo bajo el rumor del<br />

mecanismo y sentir en su interior el persistente ímpetu.<br />

Unos días después de que La crisálida de aire ocupara por segunda vez<br />

consecutiva el primer puesto en la lista de best sellers literarios, Komatsu lo llamó. El<br />

teléfono sonó pasadas las once de la noche. Tengo ya se había puesto el pijama y se<br />

había metido en la cama. Había estado tumbado boca abajo leyendo un libro durante<br />

un rato, y ya se disponía a apagar la luz de la mesilla de noche y dormir. Por la<br />

manera de sonar del teléfono, se imaginó que se trataría de Komatsu. Resulta difícil<br />

de explicar, pero cuando Komatsu llamaba, siempre sabía que era él. El teléfono tenía<br />

un timbre especial. Sus llamadas sonaban de una manera peculiar, de igual modo<br />

que un texto tiene su estilo.<br />

Tengo salió de la cama, se fue a la cocina y alcanzó el aparato. Realmente no<br />

quería hacerlo. Deseaba quedarse durmiendo tranquilamente. Quería soñar con un<br />

gato de Iriomote, con el canal de Panamá, con la capa de ozono, con Matsuo Bashō o<br />

con cualquier cosa que se encontrara bien lejos de allí. Pero si no cogía el teléfono, al<br />

cabo de quince o treinta minutos volvería a sonar. Komatsu carecía prácticamente de<br />

la noción de tiempo. No tenía ninguna consideración, en absoluto, para con quien<br />

llevaba una vida normal y corriente. Dada la situación, era mejor responder.<br />

—¡Eh, Tengo! ¿Estabas durmiendo? —saltó Komatsu en el tono relajado de<br />

siempre.<br />

—Empezaba a dormir —contestó Tengo.<br />

—Lo siento —dijo Komatsu, sin parecer sentirlo demasiado—. Sólo era para<br />

decirte que las ventas de La crisálida de aire marchan muy bien.<br />

—Mejor.<br />

—Hacen ejemplares como rosquillas y se venden al instante. Como no se da<br />

abasto, en el taller de encuadernación trabajan toda la noche. ¿Qué? ¿No te había<br />

dicho yo que se iban a vender muchos ejemplares? Normal, tratándose de una novela<br />

escrita por una chica guapa de diecisiete años. También está dando que hablar. Tiene<br />

todo lo que se necesita para vender.<br />

—Nada que ver con una novela escrita por un profesor de academia treintañero<br />

con pinta de oso.<br />

—Eso es. Aunque no se pueda decir que sea una novela demasiado entretenida.<br />

No tiene ni escenas de sexo, ni un solo pasaje lacrimógeno. En ese sentido, la verdad<br />

es que no me imaginaba que se fuera a vender tanto. —Komatsu hizo una pausa para<br />

observar la reacción de Tengo. Como éste no dijo nada, siguió hablando—. Además,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!