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Pensé que así podría ir contigo a damos un festín más tarde y simplemente los cogí.<br />

Porque es evidente que no voy a utilizar ese dinero para gastos cotidianos.<br />

Aomame no expresó su opinión. Le parecía inverosímil mantener relaciones<br />

sexuales esporádicas con hombres desconocidos y recibir dinero a cambio. No<br />

concebía que algo así le pudiera suceder a ella. Era como verse reflejada y deformada<br />

en un espejo curvo. Pero, desde un punto de vista moral, ¿qué era más honrado:<br />

asesinar hombres y cobrar por ello o mantener relaciones sexuales con hombres y<br />

recibir dinero a cambio? Era todo un dilema.<br />

—Oye, ¿te preocupa que haya recibido dinero de un hombre? —preguntó Ayumi<br />

inquieta.<br />

Aomame negó con la cabeza.<br />

—Más que preocuparme, me parece un poco extraño. De hecho, es como si<br />

sintiera reticencia ante la idea de que una agente de policía actúe como una<br />

prostituta.<br />

—Para nada —dijo Ayumi con voz alegre—. A mí no me preocupa. Verás,<br />

Aomame, una puta primero fija el precio y después practica sexo. Se paga por<br />

adelantado. «Tú, págame antes de quitarte los calzoncillos, por favor.» Ésa es la<br />

norma. Si después de follar le dijeran: «La verdad es que no tengo dinero», no sería<br />

lucrativo. Cuando no es así, cuando no hay una negociación preliminar del precio, el<br />

hecho de que luego te digan «Toma, para el taxi» y te den un poco de dinero no dejar<br />

de ser sólo una muestra de gratitud. La prostitución profesional es otra cosa. Hay que<br />

distinguirlas.<br />

La objeción de Ayumi tenía su lógica.<br />

La otra vez, Aomame y Ayumi habían elegido a hombres cuya edad rondaba<br />

entre los treinta y cinco y los cuarenta y cinco. Ambos tenían abundante cabello, pero<br />

Aomame hizo de tripas corazón. Ellos dijeron que trabajaban en el sector<br />

inmobiliario. Sin embargo, por los trajes de Hugo Boss y las corbatas de Missoni<br />

Uomo que vestían, se podía adivinar que no trabajaban en grandes compañías como<br />

Mitsubishi o Mitsui sino en un tipo de empresa más agresiva y ágil. Quizás una<br />

empresa joven con un nombre escrito en katakana. 13 No estaban sometidos a molestos<br />

estatutos, a un orgullo o sentido de la tradición, ni a pesadas asambleas. Sin talento<br />

individual no podías trabajar en ella, pero si lo conseguías, te pagaban bien. Uno de<br />

ellos tenía las llaves de un flamante Alfa Romeo. «Tokio anda corto de espacio para<br />

oficinas», dijo. «La economía se ha recuperado de la crisis del petróleo, da muestras<br />

13 Uno de los dos silabarios japoneses que, junto con los ideogramas, se utilizan para<br />

escribir. Se emplea principalmente para transcribir palabras extranjeras y para ciertos<br />

términos científicos. (N. del T.)

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