13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

conversación con Aomame la había estimulado. O quizá se tratara de la pequeña<br />

cantidad de jerez, que había hecho su efecto.<br />

—Pero seguro que hay algún hombre al que ama.<br />

—Sí, pero las posibilidades de unirme a él son prácticamente nulas, así que,<br />

aunque me muriera, lo que perdería sería también prácticamente nulo.<br />

La señora entornó los ojos.<br />

—¿Existe algún motivo en particular por el que cree que nunca podrá unirse a<br />

ese hombre?<br />

—No, no hay ningún motivo —dijo Aomame—. Salvo que yo soy yo.<br />

—¿No tiene intención de acercarse a él?<br />

Aomame negó con la cabeza.<br />

—Para mí, el hecho de que lo deseo con todo mi corazón es lo más importante.<br />

La señora se quedó un rato mirándola a la cara, admirada.<br />

—Es usted una persona con las ideas muy claras.<br />

—Necesito que sea así —dijo Aomame. Entonces se llevó la copa de jerez a los<br />

labios, por pura formalidad—. No es por gusto.<br />

En la sala se hizo el silencio durante un rato. Las azucenas seguían con la cabeza<br />

gacha y los peces de colores nadaban en medio de la luz estival refractada.<br />

—Es posible que consiga crear las circunstancias necesarias para que el líder y<br />

usted se queden a solas —dijo la señora—. No va a ser fácil y llevará bastante tiempo,<br />

pero puedo conseguirlo. Entonces, usted tendrá que hacer lo de siempre. No obstante,<br />

una vez realizado el trabajo deberá esfumarse. Le pagaré una operación de cirugía<br />

estética facial. Dejará su empleo y se marchará lejos. También se cambiará de<br />

nombre. Tendrá que abandonar todo lo que ha poseído hasta ahora y convertirse en<br />

otra persona. Por supuesto, recibirá un salario generoso. De todo lo demás me<br />

encargaré yo. ¿Está dispuesta a ello?<br />

—Como le he dicho antes, no tengo nada que perder. Mi empleo, mi nombre, mi<br />

vida en Tokio carecen de importancia para mí. No tengo nada que objetar.<br />

—También le van a cambiar la cara.<br />

—¿Va a ser mejor que la que tengo ahora?<br />

—Si eso es lo que desea, se puede hacer, por supuesto —contestó la señora toda<br />

seria—. Naturalmente, hay unos límites, pero podemos hacerle una cara conforme a<br />

sus deseos.<br />

—De paso, quizá podrían hacerme un aumento de pecho, ¿no?<br />

La señora asintió.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!