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Ebisuno. Sin embargo, cuando la nube de la incertidumbre en lo relativo al proceso<br />

de creación de La crisálida de aire empezara a vislumbrarse en el horizonte, Komatsu<br />

se pondría en contacto con Tengo sin falta. De eso estaba seguro Tengo. Hasta ahora,<br />

para Komatsu, él había funcionado como una especie de conveniente y eficaz<br />

herramienta, pero al mismo tiempo se había convertido en su talón de Aquiles. Si<br />

Tengo desembuchara toda la verdad, sin duda se vería en un aprieto. Tengo se había<br />

convertido en un elemento que no podía ignorar. Por eso sólo tenía que esperar a que<br />

Komatsu lo llamara. Mientras no recibiera ninguna llamada, querría decir que no les<br />

estaban «apretando las tuercas».<br />

En cambio, le picaba la curiosidad por saber qué estaba haciendo el profesor<br />

Ebisuno. No le cabía duda de que estaba urdiendo algo con la policía. Debía de estar<br />

insinuándoles continuamente la posibilidad de que Vanguardia tuviera algo que ver<br />

con la desaparición de Fukaeri. Intentaba forzar la dura concha de aquella<br />

comunidad valiéndose de su desaparición como palanca. ¿Estaría actuando la policía<br />

en esa línea? Tal vez. Los medios de comunicación ya estaban armando jaleo por la<br />

relación entre Fukaeri y Vanguardia. Si la policía se quedara sin hacer nada y luego<br />

se descubriera algún hecho importante en aquella línea, se criticaría su negligencia en<br />

la investigación. En cualquier caso, debían de estar indagando subrepticiamente. En<br />

definitiva, aunque leyera los semanales o viera los telediarios, no iba a obtener<br />

ninguna información nueva de provecho.<br />

Un buen día, cuando regresó a casa después de su jornada en la academia,<br />

encontró un grueso sobre metido en el buzón de la entrada. El sobre, que había sido<br />

remitido por Komatsu y que llevaba el logo de la editorial, tenía el sello de correo<br />

urgente en seis lugares. Tras entrar en el piso y abrir el sobre, vio que contenía<br />

fotocopias de reseñas sobre La crisálida de aire. También incluía una carta de Komatsu,<br />

que le llevó tiempo descifrar porque estaba escrita con la misma letra garabateada de<br />

siempre.<br />

«Tengo:<br />

»Por ahora no ha habido grandes acontecimientos. Fukaeri sigue en paradero<br />

desconocido. Los semanales y la televisión se ocupan principalmente de su pasado.<br />

Por suerte, a nosotros no nos afecta. El libro se vende cada vez más. Resulta difícil<br />

decir si llegados a este punto deberíamos congratularnos o no, pero en la editorial<br />

están muy contentos y he recibido un certificado de mérito y una prima de parte del<br />

director. Hace más de veinte años que trabajo en esta empresa y es la primera vez<br />

que el director me elogia. Estoy deseando ver la cara que van a poner cuando sepan<br />

la verdad.<br />

»He adjuntado copias de las reseñas y artículos que se han publicado hasta ahora<br />

sobre La crisálida de aire. Échales un vistazo cuando tengas un rato libre por si nos

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