TIMOS Yliras - DSpace CEU

10-2 lir.IOS Y TRÓVANOS.
se que creyeran ir derechos, ya los cegase el picaro hileros, ya
augurasen mala acogida si volvían al seno de la Patria. Tales fue­
ron Ofárril y Azanza. Verdad es que el postrero fue un pájaro de
los que solo van tras el alpiste; decidido secuaz de Napoleón como
lo habría sido del Gran Turco, á ser este en aquellas circunstan­
cias quien le convidara á brillar. Pero los mas notables entre to­
dos, fueron los que creyeron acertar y hacer un beneficio al país,
abrazando la causa francesa, dejando á un lado los que lo hicieron
con el fin de ganar el apoyo del grande hombre en favor de cier­
tos abusos , como el inquisidor Ethenard y otros de la misma ca­
laña. Y digo que fueron notables , porque se ha hablado tanto y
dicho tanto acerca de su previsión y de sus ilustrados talentos, que
es imposible hablar de afrancesados , sin hacer mención especial
de tan encomiados varones.
Un parrafillo, pues, á su memoria, y perdonen los autores
franceses si no estoy de acuerdo en un todo coercía loa que á fuer
de agradecidos hacen ellos del círculo en cuestión. En primer lu­
gar yo les niego á aquellos sapientísimos hispanos la previsión que
se les atribuye , porque vamos á cuentas, señores: ¿dónde estuvo
ese ver el porvenir que tan gratuitamente les suponen? ¿En la
cuestión de guerra? ¡Buenas noches! Todos ellos dijeron vencerás,
hablando con la causa eslrangera, y salióles el verbo por pasiva,
venciendo la causa española. ¿En el chasco que habia de dar­
nos el monarca que el Pueblo aclamaba? Conciértenme ustedes, si
saben, el augurio de la vuelta del rey con negar la victoria del
Pueblo. ¿En el pobre y raquítico fruto que. habia de caberle en
otros sentidos á la insurrección vencedora? Creyeron imposible su
éxito, y por consiguiente su fruto, pobre, rico, raquítico, robusto,
ó como quiera que pudiera ser. No hubo en ellos, pues, esa vista
que después de tocados los sucesos quiere retrotraerse á la época