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ANO 1810. 235
Y con esto terminó la sesión de aquel memorabilísimo dia. El
Obispo de Orense no juró, porque como era lan tarde, y él esta -
ba muy achacoso, y tenia ademas muchos años, se habia retirado
á acostar, según manifestaron sus colegas Castaños, Saavedra y
Escaño y el intriganlon Lardizabal; pero luego verán los lectores
cuan mal se tapa el gato con .a cola.
Un tan fauslo acontecimiento como la apertura de Cortes debia
atraerse y se atrajo la sincera felicitación de lodos los españoles,
lloviendo enhorabuenas sin fin de todos los ángulos de la Penín­
sula, sin que nadie pusiese en duda, como no era posible ponerla,
la legitimidad del Congreso. Los enemigos déla Libertad pintaron
mas adelante su primera memorable sesión y el decreto que fue su
consecuencia como hostiles al gobierno monárquico y contrarios á
los derechos del rey, no faltando quien llamase ilegítima la con­
gregación de las Cortes, por ser solo cien diputados los que inau-
faculiad no disputada a cuerpos mucho menos autorizados? Por lo que respecta
» ta declaración de la soberanía nacional, principio tan temido ennuestros tiem­
pos, SI BIEN NO TAN REPUGNANTE A LA RAZÓN COMO EL OPUESTO DE LA LE—-
'•iTiMiDAD, pudiera quizá ser cuerda que vibrase con sonido áspero en un país,
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donde sin sacudimiento se reformasen las instituciones, de consuno la
nación y el gobierno: pues por lo general, declaraciones fundadas en ideas
abstrusas, ni contribuyen al pro-cotana, ni afianzan por sí la bien entendida
libertad de los pueblos. Mas ahora no era este el caso: huérfana España , aban­
donada de sus reyes, cedida como rebaño y tratada de. rebelde, debia, y propio
f
ra de su dignidad, publicar á la faz del orbe, por medio de sus representantes,
f
t derecho que la asistía de constituirse y defenderse; derecho de que no podian
despojarla lux abdicaciones de sus principes, AUNQUK ntíiiESliN SIDO HECHAS
MB&E V VüU'.NT.UilAME.VIE.»
TORERO , cn la obra citarla , libro XIII.