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AÑO 1812. 403
Y así ha quedado esta en todas épocas y en todos los paí­
ses del globo subordinada á las exigencias del principio domi­
nante en política, y así se la ha visto en la India fiera y som­
bría como su religión, inquisitorial en Venecia, amigable com­
ponedora entre los antiguos fenicios, débil, enfermiza y raquí­
tica en el foro de otros paises. Y así se la ha visto en Es­
paña lucir su carácter monárquico-leocrático-aristocrático bajo
la dominación de los godos; el real-municipal-señorial en una
parte de los siglos medios; el administrativo-militar y el monár­
quico-eclesiástico solos, en otra parte de la misma época; el fa­
nático-real mas adelante; el monárquico casi puro después. Y
así se la verá proseguir con la misma instabilidad y sujeta á las
propias variaciones según se modifique el Estado, mientras los
poderes políticos no la dejen seguir su órbita propia, abstenién­
dose de invadirla, cualesquiera que en pro ó contra suya sean
las circunstancias y los tiempos. La justicia de Dios es eterna:
la de los hombres debe ser al menos regular, normal, perma­
nente.
Las patrióticas Cortes de Cádiz habian en 1811 abolido los
últimos restos de la feudo-judicial confusión que entre los es­
pañoles reinara, y una vez derribado el edificio de tan pernicio­
sos abusos, tocábales ahora levantar un nuevo templo á la ma­
gistratura, á esa magistratura española que con tanta virtud y
dignidad habia procurado conducirse, no obstante el espantoso
y
aiven de las instituciones políticas. No pidamos al título V de
ia( constitución del año 12 una obra acabada y perfecta; pe­
ro fuerza será reconocer que, aun con los lunares que tiene y
c
°n las dificultades de cuenta que en él quedan por resolver,
P'iede no sin razón ser contado entre lo mejor de sus páginas.
k-Os capítulos del mismo son tres , y de ellos voy á dar una ¡den