TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1814. 633
Milicia han aplaudido. La cosa se presenta mejor de lo que Fernando
creia.
Las Cortes por su parte enloquecen con la noticia de lo que
ha pasado; y para legar á la historia y á las generaciones venideras
un recuerdo perene, inacabable, del dia 24 de marzo, mandan
erijir, como es justo, un magnífico monumento en el mismo
sitio y lugar en que la tal escena ha sucedido.
Del Fluviá pasa él rey á Gerona entre las genuflexiones del
vulgo, que á modo de bestia de carga se complace en tirar de su
coche. ¿Por quién, pues, se han cubierto de ruinas las calles de
ese Pueblo inmortal? ¿Por un hombre... ó por una idea? Fernando
las pisa orgulloso, diciendo interiormente: por mí; y seguro
ya de su fuerza, escribe á la Regencia del Reino noticiándole su
llegada, y acusándole el recibo del pliego que acaba de entregarle
Copons. Su epístola anterior, bien que ambigua, hablaba á lo
menos de Cortes: en esta no se acuerda ya de ellas. Elevad, Diputados
del pais, otro monumento al monarca.
De Gerona va el rey á Tarragona, habiéndosele unido su
hermano, y de aqui se traslada á Reus, donde el frenesí de las
plebes llega al último grado posible en materia de aclamaciones,
ebriedad, alegría y bajeza. ¿A* qué contenerse el monarca en los
límites de la circunspección? Su viaje al centro de la monarquía
debe ser, según lo prescrito, por la costa del Mediterráneo hasta
las orillas del Turia, tomando allí el camino de Madrid; pero
un rey adorado como un Dios debe hacer ante todas cosas su visita
corriente á la Virgen, y la del Pilar que es tan bella no ha
de enojarse porque marche allá á rendir á sus pies el homenagede
su su santa y ferviente devoción, y menos suplicándole
que vaya su diputación provincial por conducto de Palafox, aunque
aquella al pedirlo así, y este al ser medianero suyo, y el rey