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TIMOS Yliras - DSpace CEU

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548 TIRIOS Y TROYANOS.<br />

intolerancia contrahaciéndola, la preocupación halagándola, el<br />

fanatismo haciéndole creer que su galvanización era vida. A<br />

nadie engañó, sin embargo, aquella piadosa doblez, y así fué<br />

que á pesar del empeño con que se esmeraron las Cortes en<br />

persuadir á los parciales del Santo Oficio que su ruina no de­<br />

bia serles tan sensible como á primera vista parecía, no hubo<br />

uno solo de ellos que creyese en las palabras del Manifiesto que<br />

al efecto publicaron aquellas, mandándolo leer en los templos.<br />

Todo el mundo conoció, y mas el clero, que el nuevo edificio<br />

levantado sobre las ruinas del inquisitorial, no pasaba de ser<br />

un remedo incapaz de poder reemplazarle, un simulacro sin<br />

valor real, una decoración de teatro sin mas mérito que el de<br />

la apariencia, un verdadero alcázar de papel parecido á los<br />

castillos de naipes que tan formal como inocentemente sustitu­<br />

ye á los verdaderos la imaginación de los niños.<br />

Los lectores habrán de dispensarme si he sido mas prolijo<br />

de lo justo en esta que podria llamarse ojeada histórico-crltica<br />

sobre la Inquisición española desde su origen hasta su abolición.<br />

Lo importante de la materia, tal que acaso no existe ninguna<br />

de tan íntima conexión con la historia de nuestras desdichas,<br />

así como tampoco la hay tan de relieve, por decirlo así, en la<br />

de los servicios prestados por las Cortes estraordinarias á la<br />

causa de la civilización, es motivo mas que bastante para que<br />

se me conceda alguna escusa, aun sin contar la necesidad de<br />

contestar, no á las apologías que del Santo Oficio se han he­<br />

cho por algunos escritores fanáticos, mengua de nuestro pais,<br />

no menos que del siglo en que vivimos; pero sí al afán, al<br />

prurito, á la reaccionaria tendencia con que otros que se lla­<br />

man ilustrados se empeñan en mostrarse indulgentes con los<br />

horrores de ese tribunal, en vez de acrecentar la indignación

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