TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1813. 605
muros de Cádiz os espera junto con ella la peor de todas las
muertes, la intelectual, política y moral. ¡Ay! allí caían los
hombres sin distinción de grandes ó pequeños, de opulentos
ó de mendigos, de retrógrados ó reformadores; aquí comienza
la elección de víctimas entre hombres de color determinado:
allí habia igualdad ante la Parca; aquí se asesina por cálculo,
aquí hay privilegios de muerte que el hombre sustituye á la
igualdad: allí habría caido Anlillon si le hubiera llegado su
hora; aquí no es Anlillon precisamente... es la misión, la idea,
el pensamiento que se simbolizan en él, lo que cae á los fdos
del puñal!
Mas ya la'epidemia termina; ya aprobados los presupuestos,
dictadas varias medidas relativas á la hacienda y al crédito, y
dejando para mas adelante la resolución de cuestiones con­
cernientes al Generalísimo inglés, el cual quiere facultades mas
amplias de las que se le han concedido, determinan las Cortes
ordinarias abandonar la Isla de León, para trasladarse, no á
Cádiz, como alguno acaso creerá, sino al centro de la monar­
quía, á Madrid, á la Corte, al mare-magnum de las palaciegas
intrigas. Las razones para realizarlo así, son mas que conclu-
yentes, son matantes. La guerra se halla terminada ya, ó pue­
de darse por terminada. ¿A qué dilatar por mas tiempo la en­
trada en la escelsa metrópoli, no estando los franceses en el
caso de invadirla en lo sucesivo, aunque el absolutismo lo ha­
ga? La Libertad no tiene que temer sino solo de los imperiales:
los riesgos que en sentido interior la pueden cercar en la Corte,
son todos ellos agua de cerrajas. Ademas, ¿á qué se reducen
todos esos soñados peligros? ¿A que se coaliguen entre sí los
fanáticos por lo pasado, y á que el rey se ponga á su frente
echando á rodar la Asamblea cuando vuelva de su cautiverio?