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AÑO 1812. 337
vuestros electores, y os diré cual es vuestro gobierno. Con
funcionarios tendréis un gobierno despótico; con propietarios
mayores contribuyentes, tendréis un gobierno oligárquico; con
el sufragio universal, tendréis un gobierno demócrata.
Está justificada, lectores, la inserción de la ley electoral, ó
las de sus bases al menos, en la Constitución del año 12. Así
pudiera hacerse lo propio respecto á la inserción de varios pun­
tos que mas que á la ley pertenecen á la jurisdicción del regla­
mento. Así fuera posible, sobre todo, que yo estuviera acorde
enteramente con todos los estreñios de esa ley, como lo estoy
con la vital idea de que forme parte del Código.
En tan interesante materia no estará de mas que yo os diga
hasta mis pensamientos mas recónditos. De lo que hasta aquí
llevo espuesto en diversos lugares de mi obra, podrá fácilmente
inferirse mi peculiar manera de ver en lo tocante á la transfor­
mación que debió la España sufrir en la época á que me refie­
ro, época la mas á propósito para hacer el país lo que quisiera
en este importantísimo punto, á haber mostrado mas resolución
los hombres que tenia á su frente. Esa transformación consistía
en hacer de España un Estado MONÁRQUICO-FEDERATIVO con el
adjunto de CONSTITUCIONAL: monárquico, porque era preciso ren­
dir este homenaje á la época, no hallándonos ni con mucho en
el caso de copiar á los Estados-Unidos: federativo, porque solo
a
sí pueden debidamente concillarse las diferencias de localidad
l
an marcadas en nuestra península, y porque solo así es tal
V e
' posible unir de una manera racional la nación portuguesa
} 'a española; constitucional, porque es claro que la comuni­
cad peninsular no habia de ser ni por sueños una segunda
c
°nfederacion como la del imperio de Austria, donde rije el
Principio absolutista. La esplanacion de mi sistema me alejaria
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