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ANO 1813. 561
como lo era aquella Señora; y asi, no militando contra él las
razones que habían dictado la esclusion de la Infanta susodicha
y demás que en su caso se hallasen, no puede en modo alguno
decirse que la Asamblea se contradijese nombrando Regente
al Don Luis, y dándole ademas la Presidencia. Dicho sea en
cuanto haya lugar en materia de digresiones, sobre todo no
siendo importunas, como no lo son á mi ver estas observacio­
nes genealógicas, contribuyendo como contribuyen á que no se
pierda de vista el espíritu que en ciertos asuntos siguió cons­
tantemente animando á los Representantes de Cádiz. Por lo
demás, lo que yo quisiera es que á las prendas de liberalismo
de que tan dignas pruebas supo dar nuestra cuarta y postrera
Regencia, se hubieran añadido otras dotes capaces de hacerla
medirse con las críticas circunstancias que se agolparon á su
alrededor, sobre todo en 814; mas si no las hubo en las Cor­
tes, ¿qué mucho se observase igual vacío en un cuerpo que al
cabo era su hechura, su dependiente, su comisionado, sin que
le fuese lícito aspirar ser otra cosa que eso?
La Regencia Borbon-Agar-Císcar tomó posesión del poder
en la noche del 8 de marzo, quitándosele el 22 su carácter
de provisional para darle el de propietaria. El reglamento que
la dirijia fué en un principio el que en el año 12 se dio á la
Regencia anterior; mas luego fué variado por las Cortes y sus­
tituido con otro, declarándola irresponsable como á la perso­
na del rey, y haciendo responsable al ministerio, con arreglo
á las condiciones del gobierno representativo. Pero en esto
perdonen las Cortes: la irresponsabilidad del monarca se pue­
de concebir sin violencia; la irresponsabilidad regentü es hari­
na de otro costal. El régimen representativo no la reconoce en
aquel, sino porque le es imposible pasar por otro camino, en
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