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ANO 1812. 503
aun en las mejores cabezas! Pero el mas santo cae, reza el Sa­
bio; el mejor jugador hace renuncio, dice la sentencia vulgar;
los grandes hombres no son siempre grandes, observa el gran
Federico.
Entretanto el decreto está dado. Wellesley, hermano de
Wellington y embajador de la Gran Bretaña cerca del gobierno
español, ha sido previamente consultado sobre el modo mejor
de estenderlo. La redacción se ha hecho con arreglo á los apun­
tes del ministro inglés.... no puede estar mas claro en el asunto
el sello de la mano británica. El dia 22 de setiembre de 1812
forma época en la historia política de la España del siglo XIX;
ese dia determina el carácter que ha de tener en lo sucesivo
cierta cofradía de gentes llamada á compartir en ciertas épocas
con otra cofradía su rival los sinsabores de la proscripción y las
satisfacciones del mando; ese dia, para hablar de una vez, es
la profecía, el agüero del que en contraposición á la pandilla
vendida á la influencia francesa, no será partido político sino
á condición de aceptar las influencias de la Gran Bretaña.
En Villatoro estaba lord Wellington, cuando recibido el
papel en que así se le anteponía á todos nuestros generales,
contestó el 2 de octubre serle preciso, antes de aceptar defini­
tivamente el mando con que se le honraba, obtener la anuencia
y beneplácito del Príncipe Regente de Inglaterra. Otorgada la
venia en cuestión (¿y cómo se le habia de negar?), envió su
aceptación en toda regla, y entonces dispusieron las Cortes dar
publicidad al asunto, bien que ya se tuviese de él noticia, aun­
que no de un modo oficial, merced al hablador de Mejía, que
contra lo dispuesto por las Corles, no supo, ó no pudo, ó no
quiso pudrirse el secreto en el cuerpo. Fué leido el espediente
á sazón que el reló de nuestro desdoro marcaba el dia 2C tre