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gles, lo ha dicho, calcule uste-l lo que dirá el gobierno de aquella
poderosa nación , siendo no solamente gobierno, sino gobierno qu«
ante todas cosas aspira lo primero á ser inglés. Repito, pues, que
temo á los brilanos aun cuando se nos muestran amigos, lo cual
no quita que me alegre mucho de verles cara alegre en vez de fu
ño, porque al lin entre el gato que araña y el que lame aunque
sea haciendo mal, la elección no es dudosa , Don Bueso.
—Yo... acá para inter-nos... estoy acorde con esas ideas de
usted; pero creo que es poco político que usted las esprese en su
obra de la misma manera que las siente. Ahora, ya vé usted, ne­
cesitamos que esa nación nos mire de buen ojo, porque como los
progresistas estamos así, tan...
—Volviendo á la mediación de que hablábamos, la Gran Brc"
taña se ofreció en, efecto á reconciliar con España á los disidentes
de América. Era lo que se llama propuesta, no ya solo generosa y
magnánima como cumple al gobierno de un pais que era entonces
nuestro aliado y amigo, si no heroica, sublime... mas que heroi­
ca , mas que sublime si es posible mas, viniendo cual venia de
unos hombres que tan resentidos se hallaban con lo que en su
perjuicio habíamos hecho nosotros los españoles, es decir, el go­
bierno que teníamos en tiempo de Carlos II, de quien ya usted
Don Bueso, sabrá el empeño que puso en protejer el alzamiento
de los Estados-Unidos en contra del gobierno británico. Lo natu­
ra!, lo lógico en este era procederá vengarse, como habia tratado
(\Q hacerlo en las consabidas trifulcas del tiempo de Godoy y Car­
los IV, esforzándose cnanto estuvo en su mano por encender eo
nuestras colonias la llama de la insurrección. Ello á la verdad su
proyecto no pasó por entonces de ser una tentativa infructuosa en
ío relativo al chispazo; pero al cabo hacinó combustibles en muy
regular cantidad, y cuando tan fácil leerá soplar á dos carrillos ¿'