TIMOS Yliras - DSpace CEU

10-2 TIRIOS Y TROYANOS.
Nuestra derrota en Almonacid nos trajo otra desgracia á la
cola, y fue que el ejercito inglés, á preteslo de faltarle susisten-
cias, nos dejó en las astas del toro , y se nos metió en Portugal.
Wellesley, ó sea Wellington, era hombre del temple que se ha
dicho; era inglés por sus cuatro costados, y no habia de dejarlo
de ser porque los españoles se empeñasen en pedir alcatifas al gol­
fo. Mientras tanto defendíase Astorga, rechazando á Carrier de sus
muros hasta las mugeres y niños, añadiéndose á estos laureles los
que el duque del Parque consiguió con su ejército de la izquierda,
derrotando á Ney en Tamames el dia 25 de octubre. Mas la guer­
ra es un juego de azar, y cuando da en salimos con las suyas, el
demonio que pueda con ella. Nuestro ejército de la Mancha con­
taba en aquella sazón no menos que 52,000 hombres, entre ellos
cerca de6,000 caballos, con 55 cañones. El general que lo manda­
ba en gefe era, á lo que parece, un tal Eguía, y con decir un (al,
digo bastante para manifestar que la Central hizo muy bien en reti­
rarle un cargo para el cual no habia nacido. Pero bien vengas mal
si vienes solo. La Junta no tenia chirumen para reemplazar gene­
rales , y así fue que al quitarnos á Eguía, nos dio en su lugar a
Areizaga, el primero de todos nuestros gefes, haciendo la cuenta
al revés, ó sea comenzado por el último. Y no fue eso lo peor del
cuento, sino que creyendo la Junta que era fácil empresa y muy
fácil lanzar de Madrid á José, ordenó á aquel pobre hombre no
parar hasta entrar en la corte, y Areizaga respondió que sí baria,
y sin encomendarse á Dios ni al diablo, y sin hacer maldito el ca­
so, como tampoco lo hizo la Junta, de la oposición de Wellington
á tan aventurado y raro plan, salió el 3 de noviembre de la Sierra que
nosotros llamamos Morena * pudiendo bien apellidarse Negra, se­
gún la mala suerte que nos cupo con la tal andaslesca salida. Dí­
galo la batalla de Ocaña, dada el 11 del mes de noviembre; di-