TIMOS Yliras - DSpace CEU

OÍ TIRIOS Y TRÓVANOS.
fulca de España está acabada: Bessieres se ha lucido cual nadie,
y lia sentado en el trono á José: la batalla de Rioseco es una se­
gunda edición de la de Villaviciosa. Proletarios rebeldes, pacien­
cia! »
— Sí? Pues naal pasiensia y barajar. Pero aguarde asiría wi
poquiyo, que la invirla suida e Seviya ha puesto en campaña su
gente, y Granáa tampoco se lia dormio, y veremos ahora quien
tose en la tierra é María Santísima.
Pumb! Pimbü Pombü!
Plimbü! Plumb!/.'!/ Plamb!/!.'!!!
— Eh! ¿ qué tal ? ¿ no lo ije ? Comay Dios que REDTNG sa lu-
sio. Ven sed or primero en Menjibir , ma despachurrao en un tris
toa la gentesia que ha guipao á la oriya derecha el rio , y aemas
sa portan en Bailen , enjaulando á Dupont entre sus cruos y los
que yevába CASTAÑOS , y jasiendo la forzosa á Vedel, con loa la
sereniá y con toa la sandunga er mundo. ¡Juy qué risia, y qué fi­
las tan bardes 1 Conque vamos alante , señores, y rinda er concur­
so las armas.
¿Qué tal? repito , y hablo en castellano. ¡ Vaya V. á echar pro­
fecías , y llamar proletarios rebeldes á los que le salen con esa! ¿Dos
mil muertos y pico en el campo? Cosa es que se puede sufrir; pe­
ro ¡diez y siete mil prisioneros!!! ¿Qué va á decir la Europa
cuando sepa que la canallota de España le ha jugado á V. ese
lance? ¡A Dios prestigio de Napoleón! ¡A Dios donccllita llaman-