TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1-811. B04
—Como ! ¿ Torcno piensa como yo ? Pues entonces, nada !
•Areuuncio. Yo no quiero pensaren política, ni en economía tam-
poco, lo que piense ningún moderado.
—Vaya una salida de tono!
— Es que usted no salie la tirria con que miro á la gente en
cuestión. Me tiene cesante, amiguito , y va para tres años la íiesla.
—A mí me sucede lo propio, y me suceden otras muchas cosas
peores que la cesantía, gracias á la ascensión al poder de los tales
señores moderados. Yo, empero, no rechazo por eso lo que de esos
hombres procede, tan solamente porque venga de ellos. En materia
ile principios políticos, pienso lo que Larra pensaba relativamente
á las voces, y así nunca digo: principios'. ¿ qué procedencia es la que
traéis ? sino: principios! para qw servís 9
y si sirven en efecto de al­
go en lo tocante á hacer feliz al Pueblo, maldito si me importa
que vengan aunque sea de Husia ó de Turquía. La centralización,
por ejemplo, que lan poco me place en política, si se entiende en
lodo el rigor que los moderados desean, la apetezco y la admito
en la hacienda con todo ese mismo rigor, como la admitieron las
Cortes en el año de que estamos hablando, pocos dias antes de dar
las providencias que ahora nos ocupan. Toma el bien y no mi)es
'le quien: he aquí mi conducta , Don Bueso. Pero dejando á un lado
reflexiones que nos van alejando del asunto que teníamos entre ma­
nos , usted preguntaba hace peco como se gobernó la pobre Es­
paña para hacer frente al espantoso déficit que aparecía en su pre­
supuesto. A eslo responderé que las Cortes, á mas de los impues­
tos ordinarios y del estraordinario de guerra , modificado como ya
se ha dicho, adoptaron otros arbitrios introducidos por la Central,
tales como: 1.° echar mano de la plata de las iglesias: 2.° hacer
pagar á los ricos el aristocrático gusto de ser conducidos en coche,
mientras el pobre pueblo andaba á pata: y 3.° llevar adelante la