TIMOS Yliras - DSpace CEU

284 TIIUÜS Y TKOTAINOS.
taban haciendo en España. Y valga la verdad, el rey Pepe no
aprobaba en su corazón los desmanes y tropelías que cometían
sus subordinados, y como filósofo que era, conocía que no era
aquel el medio de consolidar su poder, cualesquiera que fuesen
los triunfos que al cabo consiguiesen sus armas. Y era todo esto
muy cierto, y José llegó á sospechar que siendo suave y benigno
alcanzaría al fin lo que los suyos no podían lograr por el terror.
Y valga la verdad otra vez , mas la benignidad no era medio de
lograr fortuna tampoco. Y estaba José aburridísimo con lo que
miraba y notaba, y lo que mas mollino le tenia era ver que su
voz en España no era obedecida por nadie, ni aun por los gene­
rales franceses, que solo obedecían á su hermano. Y este era en
efecto el que mandaba, y José no tenia de rey sino el título sola­
mente. Y aflijido con esta consideración, hizo Pepe un viaje á Pa­
rís, y baldó á Napoleón sobre el asunto, y no sacó en limpio otra
cosa sino nuevas humillaciones y una nueva y amarga convicción
de que siendo rey por su gracia, no habia de reinar un solo día
sino sometido en un todo á los caprichos del emperador. Y con
esto volvió José á España mas mollino que habia salido , y loco y
despechado y furioro , trató de ver si habia medios hábiles de
vengarse de Napoleón , prometiendo al gobierno de Cádiz echarse
sin reserva en sus brazos, si el gobierno y las Corles por su parte
le reconocían por rey. Y esto era también delirar, y José recibió
por respuesta que no habia trato posible entre su magostad suplicante
y la mageslad del país, mientras la magostad que suplicaba no de­
jase á la otra en posesión de sus imprescriptibles derechos, toman­
do aquella las de Villadiego y dejándonos á todos en paz.
Y tal era el aspecto que las cosas presentaban á favor del francés
en el año de que estamos hablando, y eso que su poder estaba
entonces en lodo el apogeo de su gloria. Y en ese año fue terrible