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TIMOS Yliras - DSpace CEU

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234 TIRIOS Y TRÓVANOS.<br />

el diablo muy pronto sino acude con tiempo á socorrerla, pro­<br />

cura allá entre sombras urdir no sé que maquiavélica trama,<br />

para echar al infierno las Cortes. Pero el caso es que los Re­<br />

gentes no pueden contar con el Pueblo, ni con los del sa­<br />

ble tampoco, y ¡oh desesperación! joh ignominia! tras tanto ma­<br />

quinar é intrigar, ven que no les queda otro medio sino hacer de<br />

las tripas corazón, y pasar por cuanto esas Cortes tengan la bondad<br />

de ordenarles. Resígnanse pues ¡oh dolor!, y como lo primero<br />

que manda la Representación nacional es que venga la Regencia á<br />

su seno á jurar la soberanía con que se ha calzado el país y demás<br />

que arriba se lia dicho, no hay sino tomar el portante, y salir de<br />

palacio á media noche, y entrar en la Asamblea y jurar, sin que<br />

esta les deje asidero en ningún sin perjuicio ó cosa tal, como ellos<br />

lo hicieron con ella, cuando ya el mencionado juramento de las<br />

casas consistoriales.<br />

fie en depositarías de ella. — A la primera acusación se contestaba que en aquel<br />

juramento, juramento individual y no de cuerpo, no se babia tratado de exami­<br />

nar si la soberanía traia su origen de la nación ó de solo el monarca; que la Re­<br />

gencia habia presentado aquella fórmula y aprobódola los diputados, cu la per­<br />

suasión de que la palabra soberano se habia empleado allí según el uso común-<br />

por la parte que de la soberanía ejerce el rey como gefe del estado, y no de otra<br />

manera; habiendo prescindido de entrar fundamentalmente en ta cuestión. —Sí<br />

cabe, mas salifaetoria era aun la repuesta á la segunda acusación, de haber decla­<br />

rado las Cortes que en ellas residía la soberanía. El rey estaba ausente, caulivo; y<br />

ciertamente que á alguien correspondía ejercer el poder supremo, ya se derívase<br />

este de la nación, ya del monarca. Las juntas de provincia soberanas habían<br />

sido en sus respectivos territorios; habíalo sido la Central en toda plenitud;<br />

lo mismo la Regencia: ¿por qué, pues, dejarían de disfrutar las Corte» do i" 1<br />

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