TIMOS Yliras - DSpace CEU

y mañana encarcela á los filósofos, ó consiente y tolera que asi se haga:
ñor una parte promueve el brillo de las artes, ó se esfuerza en reanimar
la industria, y por otra nos deja sin buques y sin comercio, sin indepen­
da y sin honra: aquí promueve tal ó cual mejora, parcial por supuesto y
raquítica; y allá deja arrancar de nuestros códigos los últimos y tristes re­
cuerdos de nuestras garantías políticas: por un lado, en fin, está aliado con
la Francia moderna, y por otro nos gobierna á la antigua, con los mismos
abusos de régimen que en los tiempos de Mari-Castaña. !!!!! ¿Qué sis­
tema, que farsa, qué embuste, qué engañifa ó que escarnio son esos?
¡ Buena alhaja! decían los otros: un hombre que no muje por milagro,
y la hecha de señor y de mandante; y que ayer era un nadie en pura plata,
y hoy no cabe en sí mismo de soberbia ; y que ha subido hasta lo mas alto,
y aun quiere subir mas arriba; y que tiene tantísimo dinero, y no le sa­
tisface lo que tiene; y que llama herejes á mas de cuatro, y es mas herejote
que nadie; y que está casado con dos mugeres, y no se contenta con eso !!!!'.
i En qué pensará ese buen rey, que no vé lo que nota todo el mundo, y
nos condena á llevar una cruz que no hay hombros que basten á sufrirla?
Mucho será que á lo mejor no tire el diablo de la manta, y se descubra al
fin el gatuperio.
Tales y aun peores razones se decían del pobre Manuel. Por supuesto que
entre esas especies las había á toda luz calumniosas (1), como la hcregía y
bigamia; y otras exajeradas palpablemente, como el espíritu sanguinario que se
atribuía al valido, según mas latamente noto y niego en otra de mis pobres obri-
llas (2): pero yosoy ahora historiador, y hablando como hablo del estado de
la opinión en aquel tiempo, preciso me es decir, aunque lo sienta, lo que
altos y bajos pensaban, siquiera diesen acogida á algunos chismes destituidos
de fundamento, y no mas creíbles que los milagros deMahoma.
Esto aparte, las tales murmuraciones podian considerarse como tortas
y pan pintado, mientras no se pasase do los dichos á poner en obra los he­
chos, ó mientras contentas las gentes cou esgrimir la maldiciente lengua, lo
luciesen en voz baja y piun-pianilo, renunciando á otra clase de armas.
Como los españoles habían dado en tener bastante cachaza, y como por otra
parte, las masas no podian moverse sin tener una guia ó cabeza r Manolito
(1) T que eran invención de ciertas gentes que luego sacaré á relucir.
(2) La Guerra de la Independencia, paralizada ya dos ó tres veces por pecalíos
ágenos y no mios, pero que saldrá, a no dudarlo, del atolladero en que está.