TIMOS Yliras - DSpace CEU

3. a
AÑO 1812. 433
Cuidar de que se establezcan los ayuntamientos donde
corresponda los haya, con arreglo á lo que dijimos atrás.
4. a
Si se ofrecieren obras nuevas de utilidad común de la
provincia, ó la reparación de las antiguas, proponer al gobierno
los arbitrios que crean mas convenientes para su ejecución, á fin
de obtener el correspondiente permiso de las Cortes (1).
5. a
Promover la educación de la juventud conforme á los
planes aprobados y fomentar la agricultura, la industria y el co-
Madrid para que vuelva á verse el tal visto! Dadle el nombre de visto malo,
ó al menos de visto achacoso, y hablareis con mas propiedad. Pero aquí
de la lógica, hermanos. ¿No aprueban las diputaciones el reparto de los impuestos,
sin necesidad de que haya otro nuevo aprobante después? ¿Pues
por qué no se hace otro tanto en lo relativo á las cuentas, salvo el medio ó
recurso de queja y el consiguiente de la acusación para ante el gobierno
central, y en su caso para ante los tribunales contencioso-administrativos,
cuando alguno ¡>e dorare las manos, ó hubiere otro motivo.para ello? Muchísimo
mejor fuera eso que esotra aprobación superior , las mas veces de
pura ceremonia, que tiene lugar en la corte. Esto por lo que toca á las cuentas
de los ayuntamientos ó concejos: en las que dan las diputaciones por lo
que á ellas dice relación, claro está que se necesita esa aprobación matritense
á que arriba nos referimos.
(1) Escepto en las provincias de Ultramar, donde si la urgencia de las
obras públicas no permitiere esperar la resolución de las Cortes, «podrá la
diputación con espreso asenso del gefe de la provincia usar desde luego de
los arbitrios, dando inmediatamente cuenta al gobierno para la aproba­
ción de las Cortes.»
A lo cual digo yo: ¿y por qué causa no se ha de hacer lo mismo en la
Península? ¿De qué sirven los gefes políticos, si en los dichos casos de urgencia
no están autorizados por la ley para resolver sobre ellos?
Lo demás relativo á este punto, está todo muy en el orden. Para la re­
sudación de los arbitrios, dice la Constitución, la diputación, bajo su res­
ponsabilidad, nombrará depositario, y las cuentas de la inversión, exami­
nadas por la diputación, se remitirán al gobierno para que las haga re­
conocer y glosar , y finalmente las pase á las Cortes para su aprobación.
TOMO i. i$