TIMOS Yliras - DSpace CEU

•%i TIRIOS Y TROYANOS.
do; y á los estrangeros también, aunque hayan obtenido del
Congreso carta de ciudadanos españoles, disposición muy sa­
biamente dada; y á todo empleado, por último, que tenga nom­
bramiento del gobierno, cuando fuere elegido en la provincia en
que está ejerciendo su cargo, punto del cual difiero y no poco,
porque al cabo admite empleados para representar al pais, si los
nombran provincias diversas de las en que desempeñan su em­
pleo , y yo estoy porque nunca se admitan en el seno de una
asamblea que ha de votar las contribuciones y vigilar los actos
del poder, los que viven del presupuesto y dependen de ese
mismo poder. Nemo judex in causapropria, dice á todos la luz
natural, aun sin saber latin ni saber leyes. No puede ser á un
tiempo repicar y estar en la procesión, dice también un dicho bien
sabido, y de él deduzco yo que no es fácil pueda un Diputado
empleado cumplir á la vez con dos cargos, de los cuales el uno
solamente, cualquiera de ambos que sea, le pide todo entero
para sí. Y estas son las razones, y no otras, que justifican la
prohibición, no contando yo como tal esa desconfianza exajera-
da con que á los empleados se mira, por solo ser empleados. Y
volviendo á los señores ministros y á los Consejeros de Estado,
yo creo que la dicha inhibición no debe llegar hasta ellos, y si
así lo creo y lo digo, es, relativamente á aquellos, por decoro
al poder ejecutivo que ejercen, y porque no se rompa el eslabón
que los une al poder legislativo, y en cuanto á estos, porque
al fin y al cabo son, ó debe suponerse que son, peritos en mu­
chísimas materias sobre las cuales pueden dar su voto con gran
utilidad del Congreso, y si no lo dan por ser torpes, se les
pone en evidencia á lo menos, y las Cortes les sirven de berlina
eií justo premio á su incapacidad. Y bastando para el objeto
espresado con los funcionarios ya dichos, no admito ni con-