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AÑO 1812. :m
Y hete concluido con esto todo lo que tenia que decir res­
pecto á las atribuciones de la Representación nacional. Vamos
ahora á ver lo que resta en lo que á las Cortes concierne.
PARTE TERCERA. Diputación permanente, de Cortes: Corles
eslraordiñarías.—Una diferencia notable media entre el poder
de las Cortes y el poder que tiene el gobierno, y es la conti­
nuidad de\ de este en contraposición con el de aquellas, el cual
carece de esa circunstancia, no pudiendo ser permanentes las
reuniones de los Diputados, ni siendo conveniente que lo sean.
De esta diferencia resulta, ó puede resultar á lo menos, una
desventaja notable en contra de la libertad, y yo que soy tan
hombre de gobierno como mis lectores han visto, no seré sos­
pechoso si después de haber abogado por este en los términos
que lo acabo de hacer, vuelvo ahora á la defensa de aquella,
abrazando como está en mis principios la justa y saludable me­
dida de establecer para los intervalos que median de unas Cor­
tes á otras una Diputación permanente, que sin embarazar al
gobierno en el libre ejercicio de su acción, sirva de centinela
al pais mientras se halla entregada al descanso la Representa­
ción nacional. La Diputación permanente es efectivamente á ia
nación lo que los centinelas al ejército: el sueño de este se
baila asegurado, cuando aquellos velan por él. La Diputación
permanente es bajo otro punto de vista el único suplente po­
sible de la continuidad representativa de que están desprovistas
las Corles: la diferencia entre estas y el gobierno no es, ad­
mitida esa institución, lan desventajosa como antes á la liber­
ad del pais. Salud, Diputados de Cádiz, por haber decretado
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