TIMOS Yliras - DSpace CEU

556 TIRIOS Y TROYANOS.
Mecidos y ni se diese entrada á novicios, hasta que se tomase en la
materia una resolución definitiva.
La exasperación del partido fanático, terrible, estraordina-
ria, imponente, desde la sentencia de muerte decretada contra
la Inquisición, convirtióse en verdadero delirio con esta no re­
forma todavía, mas sí principio de reorganización de las co­
munidades religiosas. El manifiesto dado por las Cortes con
mejor intención que cordura relativo á la abolición del Santo
Oficio, habia duplicado el encono producido por su caida, re­
sistiéndose á leerlo en las Iglesias, so pretesto de no profanar­
las, los mismos que reinando Godoy habian consentido en que
el pulpito resonase con los panegíricos del favorito de Car­
los IV, pasando hasta porque se colocase su retrato, su inmun­
do retrato (asi se espresaba Teran en el seno de la Asamblea),
á la derecha del altar mayor. Era ya rebelión declarada la con­
ducta del clero de Cádiz relativamente al asunto, y en vez de
combatirla el gobierno, la atizaba por debajo de cuerda, coa-
ligándose contra las Cortes con el partido antireformador. Los
insultos dirigidos á estas en amenazadores artículos por los pe­
riódicos de la Regencia; el afán indiscreto, imprudente (que
no he de decir tonto ó bárbaro) desplegado por cierto ministro
para ver de traer á su causa algunos gefes de la guarnición; la
decretada aproximación de tropas al Puerto de Santa María, so
pretesto (¡vaya un pretesto!) de empezar la formación en aquel
punto del ejército de reserva; la destitución de Valdés del man­
do militar y político de la población gaditana, y el nombra­
miento en su lugar de Alós, hombre de ideas mas que cangre-
jiles y opuestas totalmente á las de aquel.... todo anunciaba
el próximo estallido de una cosa parecida á tormenta contra la
Representación nacional, ó por lo menos contra sus individuos