TIMOS Yliras - DSpace CEU

586 TIRIOS T TROYANOS.
Por lo demás, ¿queréis un par de rasgos que os revelen las
virtudes y vicios de la oratoria nuestra en aquel tiempo? No
saldré del discurso de Gordoa. ¿Quién no se sonríe al oir
aquella observación tan formal de que no contento el Congreso
con romper las cadenas de los hombres, estendió su liberalidad
á animales, montes y plantas ? Esta hipérbole, sin embargo, no
tanto revela el mal gusto de que á veces adolecían nuestros mas
distinguidos prohombres, como es indicadora de la fé, del en­
tusiasmo constitucional que abrigaba el ardiente corazón del
que se atrevió á proferirla. ¿Queréis ahora brío y sencillez?
Sea, dice Gordoa al concluir, ¡sea la ciudadanía española ambi­
cionada como la de Roma hasta por los mismos monarcas!
¡CORTES ESTRAORDINARIAS, á Dios! Vuestro reinado ha con­
cluido ya: vuestra gloria durará eternamente. Yo que os he
censurado, os admiro; yo que os admiro no retiro ahora nin­
guna de mis censuras. Al contemplaros grandes en la idea y
pequeñas en no pocos detalles pertenecientes á la ejecución»
esperimento dentro de mi alma afectos algún tanto parecidos á
los de Víctor Cousin ante el genio y sistema de Kant, y digo
de vosotras lo que aquel decia refiriéndose á este: mi admira­
ción no es tal que debilite las críticas que de vosotras he
hecho, ni mis críticas tendrán nunca poder para debilitar mi
admiración.