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ASO 1813. 555
de reintegrarlos en posesión de las fincas y capitales que se les
ocupasen, siempre que llegara el caso de su restablecimiento; y con
calidad de señalar sobre el producto de sus rentas los alimentos
precisos á aquellos individuos de dichas corporaciones que de­
biendo ser mantenidos por las mismas, se hubiesen refugiado á las
provincias libres, profesasen en ellas su instituto, y careciesen de
otros medios de subsistencia. La ejecución puntual de este artí­
culo, dice Toreno, efectuaba insensiblemente y de un modo
hasta plausible la reforma del clero regular, que pudiera haberse
verificado en términos mas ó menos latos, según lo consintiesen
el bien del estado y las necesidades del culto; alcanzándose tan
deseado fin, ya que no por senda corta y derecha, á lo menos
por rodeos y serpenteando, como sucedió en lo de la Inquisición
y en otras materias en que procedieron aquellas Cortes muy
cuerda y previsoramente.
Por desgracia tocaba á la Regencia poner en ejecución la
medida; pero aunque en un principio afectó hallarse de acuer­
do con ella, viósela bien pronto chunguearse con las disposi­
ciones del Congreso, abriendo conventos sin tiento á medida
que nuestras provincias se iban emancipando del yugo. Acalo­
rados fueron los debates que en el seno de la Asamblea ocur­
rieron con este motivo, decidiéndose al fin en febrero de 1813
que las comunidades religiosas consentidas por la Regencia si­
guiesen reunidas cual lo estaban, con tal que no estuviesen arrui­
nados los conventos recientemente abiertos, ni menos se pidiese li­
mosna á fin de reedificarlos; que no se conservasen ni restable­
ciesen las espresadas comunidades donde no fueran por lo menos
doce los individuos profesos; que no pudiese haber en cada pueblo
mas que una del mismo instituto, y que no se procediese por
último á restablecer mas conventos de los que estaban ya resta-