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TIMOS Yliras - DSpace CEU

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43$ THUGS T TROYANOS.<br />

en su mano la administración de Madrid evacuado por las huestes<br />

francesas, quiso estender su influjo y su poder á todas las provin­<br />

cias de España. Llevado de esta idea, escribió á las Juntas de todas<br />

las provincias y á nuestros capitanes generales, amonestando á<br />

estos que viniesen á la capital, como si hiciese falla su permanen­<br />

cia donde el enemigo no estaba, y aconsejando á aquellas le en­<br />

viasen diputados de su seno, para tratar con ellos las medidas que<br />

mas apropósito fuesen para la resistencia nacional. Varios de<br />

nuestros gefes militares, entre ellos el ilustre Palafox, echaron<br />

noramala al Consejo; pero las que mas le zurraron fueron las<br />

asambleas populares. Mal visto de los hombres ilustrados por su<br />

mas que retrógado espíritu y por su alianza con la Inquisición»<br />

no tenia aquel Caerpo otro apoyo en sus desmesuradas pretensio­<br />

nes que el de un pequeño círculo de tontos, empleados los mas<br />

y hechuras suyas. Las juntas le echaron en cara todo lo malo que<br />

sabían de él, distinguiéndose la de Galicia en ponerle como hoja<br />

de peregil, y en darle poco menos que el título de traidor á la<br />

causa nacional. Fué, pues, vano su intento de alzarze al supremo<br />

poder, mas no por eso renunció á intrigar, para ver si después<br />

de sincerarse , como lo procuró en un manifiesto, conseguía cal­<br />

zarse con el mando á que en su ambicien aspiraba.<br />

Porque el mando, mas que el bien del país, era entonces la<br />

gran pesadilla con que andaban á vueltas no pocos. Uno de ellos,<br />

el príncipe Leopoldo, hijo segundo del rey "di Sicilia, viendo á la<br />

nación española sin gefe regio que la gobernase, nos quiso dis­<br />

pensar el alto honor de ser nuestro Regente , aunque estrangero,<br />

dándonos por adjuntos al famoso tio Pedro el de Aranjuez , quie­<br />

ro decir, el conde del Monlijo, y al Señor arzobispo de Toledo, el<br />

que creía caso de conciencia humillar la cerviz al intruso. Malo­<br />

gróse no obstante el deseo de los tres regentes in fiert, y viéndolas

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