TIMOS Yliras - DSpace CEU

422 T1RY0S Y TROYANOS.
el poder del cantón como antes el aislado y reducido de la sim­
ple municipalidad.
Y así vá ensanchando sus órbitas el sistema de mando y
obediencia, y así va comprendiendo gradualmente intereses mas
altos cada vez, y así vá abarcando por último, en cuanto dicen
mutua relación, el techo domestico, el pueblo, el distrito, la
provincia, el Estado. Círculos concéntricos todos como los de
los cuerpos celestes, ó para decirlo mejor, no círculos, verda­
deras elipses, donde para haber armonía deben jugar iguales y
contrarias ambas fuerzas centrípeta y centrífuga, sin que aque­
lla se asuste al ver á esta afectar seguir la tangente, ni esta
tema á aquella al mirarla proclamar el triunfo del centro.
Las Constituciones monárquicas son casi todas enemigas na­
tas de la menor desviación central: sus autores no saben concebir
que pueda existir en política proyección con afelio y perihelio.
No la concebís! Ciegos sois, ó habré yo perdido la vista... yo,
que por mi parte no alcanzo á concebir la acción sin reacción,
la electricidad positiva sin la electricidad negativa, el dia sin su
opuesta la noche, la fuerza vital sin la muerte, el calor y el
sudor sin el frió. Casi en todo lo criado hay dualismo, ¡y no
existiria en política!
Los Diputados de 812 vieron también fantasmas, y no po­
cos, en los poderes de localidad; pero esto no quitó que, aun­
que apartados del sistema que debian seguir, recordasen al fin
que nuestra España es la comarca mas variada y bella, después
del suelo de Guillermo Tell, entre todas las comarcas de Euro­
pa , y que donde Dios ha sembrado sus montañas con tanta pro­
fusión, necesario es mirar esas barreras como significaciones de
algo en lo relativo al gobierno.
Y también confirmóles en lo último la elocuente voz de la bis-