TIMOS Yliras - DSpace CEU

340 TIRIOS Y TROYANOS.
ne cada elector un sufragio, ó hay quien tenga dos, tres 6
cuatro, según las diferentes cualidades de que está el ciudadano
revestido ? ¿Vota cada elector de por sí, con su sola personali­
dad, ó vola como miembro de una clase? ¿Son grandes, media­
nas ó chicas las secciones en que se dividen los que han de
emitir su sufragio? ¿Se vota por provincias ó por distritos? En
fin: ¿de qué modo se elije?
Todos los electores son iguales, responde la Constitución: y
yo que veo tan marcado en todo el espíritu de igualdad en esta
nación democrática, me alegro mucho de que sea así, compla­
ciéndome no poco también el carácter de individualismo con
que el elector se presenta, por la misma poderosa razón. ¿Pero
qué es lo que veo? Parroquias... partidos, provincias... ¡qué
diantre! Después de tanto hablar y preguntar, venimos á parar
en que se adopta el método de elección indirecta.
Indirecta, sí, y de tres grados. Primero se reúnen en
junta los vecinos de cada parroquia para elegir los compromi­
sarios que deben nombrar á su vez por cada doscientos vecinos
un elector parroquial: luego tienen su junta igualmente los ta­
les electores parroquiales en la cabeza de cada partido, y allí
se nombran nuevos electores, que se llaman de partido tam­
bién : luego los electores de partido se congregan en las capita­
les de sus respectivas provincias, y estos nombran los Diputa­
dos que han de representar la nación. No es mala que diga­
mos la idea, solo que tiene... así... visos de endoso. Es como
si el vecino del pueblo tuviera que cobrar una letra, y querien­
do pasársela á otro, dijera v. gr : pagúese al señor elector de
parroquia Don Fulano ó Don Mengano de Tal; y este dijera
luego: pagúese á la orden del elector de partido el Señor Don
Zutano, ó cosa así; y este á continuación pusiera al pié: p a
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