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564 TIRIOS Y TROYANOS.
dencia la mas mínima á prevenir la negra ingratitud con que
el rey debia pagarles, juzgándolo todo posible, todo, menos la
vuelta de Fernando en sentido hostil á su obra. Así, en las
restantes medidas con que dieron fin este año á sus laboriosas
tareas, ni una sola reveló en sus autores la variación mas in­
significante en el favorable concepto que de las fernandescas
virtudes habian constantemente formado. Esto hace honor á su
corazón; pero yo hubiera deseado en ellos un poquito mas de
cabeza. Antes de romper con el clero, habian promulgado en
enero el decreto de enagenacion de baldíos y propios de los
pueblos. Después continuaron lo mismo, ocupándose en cosas
secundarias, comparadas con esa tan vital de la posibilidad de
un rompimiento con el adorado monarca. La agricultura y la
ganadería ocuparon á las Cortes en junio, mereciéndoles una
y otra algunas paternales miradas, en particular la primera, á
cuyo fomento atendieron no solo haciendo desaparecer varias
de sus trabas antiguas, sino mandando establecer escuelas en
que prácticamente se enseñase junto con la economía civil.
La disputa de precedencia con Rusia sobre cual de los dos
embajadores debia ser preferido á cual, el del autócrata ó
el español, en las presentaciones de etiqueta, fué ventilada
con solemnidad en el mes de julio siguiente, censurándose
amargamente la conducta del ministro Labrador que no esta­
ba por la alternativa, sino por la antigua costumbre de ser
los primeros nosotros, opinión particular suya, y muy respe­
table por cierto, aunque malamente espresada. Este incidente
dio por resultado la caida del tal Labrador, sacrificio exigido
por Rusia, y la venganza del ex-ministro, consistente en pasar­
se desde entonces á las filas absolutistas para hacer causa co­
mún con el clero; verdadera salida de tono, y tanto mas de