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418 TIRIOS T TROYANOS.
le engaño dándole una obra muy otra de la que se habrá pro­
metido. Yo se la ofrecí entreverada de gravedad y de ligereza,
ó como decia el anuncio, escrita entre agri-dulce y joco-serio, y
cumpliendo la palabra que di, lo haré según me sople la musa,
recorriendo todos los tonos sin circunscribirme á ninguno, y
procurando de este modo ser unas veces melifluo, otras acre,
otras semi-zumbon, otras triste; que no de otro modo pudie­
ran merecer los mis TIRIOS el epígrafe de Ilistoria-tragi-cómico-
política de la España del siglo XIX. Ahora me tocó lo político,
sin por eso olvidar lo tragi-cómico; y aunque es cierto que pude
ser mas breve al tratar la materia que trato en estos tres lar­
guísimos capítulos, como la ocasión diz que es calva, y como
yo no creo que haya otra tan á propósito como la presente para
reunir en un punto las mas de mis ideas en política, he asido
esa ocasión de la oreja, y en vez de emitir en dos páginas un
juicio epilogado y lacónico de la Constitución que examino,
voylo dando diciendo los motivos y las buenas ó malas razones
en que fundo mi modo de ver, y cátate con esto, oh lector,
como he conseguido dos cosas: una, evitar que te calabazees
en cuanto á calcular la tendencia que puedan tener mis doctri­
nas; y otra, darte la clave de los fallos que me veas después
pronunciar respecto á personas y hechos. El primero era punto
esencial, como que sin él no sabrías que liberalismo es el mió,
conviniendo muy mucho que lo sepas para que no me digas que
te defraudo, vendiéndote galo por libre, según se acostumbra
en el dia; y el segundo lo era también, al menos relativamente
á mí, pues deseo que me hagas justicia, y que cuando me veas
decidir sobre una multitud de materias sin mas que decir 6ra-
vo ó pésimo, tengas la bondad de creer que no lo hago á ton­
tas y á locas, sino por motivos muy graves, aun cuando para