TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 18i1. 299
y la partición de los frutos ó derechos feudales con gravámenes
mayores ó menores , según fuese diverso el origen que tuviera la
posesión.
—¿Según era diverso su origen? Pues no era mal engorro ave­
riguarlo!
—Por eso desecharon las Cortes ocurrencia tan fuera de sazón.
Atuviéronse, pues , á la regla de gravar indistintamente los men­
cionados líquidos productos , y para mejor proceder, establecieron
cuotas progresivas con arreglo á las utilidades que percibían los
contribuyentes.
—¿ Cuotas progresivas 9
duda , y ha querido decir proporcionales,
Oh ,no! usted se ha equivocado sin
—No, Don Bueso; progresivas he dicho. ¿Qué hay en eso de
particular?
—Hola ! pues me gusta la especie ! Si el que gana diez paga
mío, quien gana cíenlo debe pagar diez. Yo creo que en esta ma­
teria no puede haber lugar á discusión.
—Ahí ve usted como estamos discordes en un punto capital
económico. Yo, vecino, lo entiendo de otro modo, y creo que
si usted v. gr. tiene al año cien reales líquidos , y Salamanca,
pongo por ejemplo , coje en el mismo plazo un millón , no por­
que la cuota de usted reconozca por tipo el diez por ciento, de­
berá limitarse la que pague ese opulento capitalista al solo diez
por ciento también. Ese diez que tal vez arruinará á un sin fin de
pobres labriegos, es para ciertas gentes desembolso que apenas me­
rece tal nombre. El miserable empeña la camisa para pagar la
contribución , y el rico no deja por eso de tener soirée y ambigú.
No me venga usted, pues, con proporciones que desmiente la
e
$periencia diaria , digan lo que quieran los números y los cálcu­
los aritméticos. ¿Le toca acaso al pobre el diez por ciento de la