TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1811. 291
go jamás porque se porte como usted lo ha hecho. Pero eso es
evadir la cuestión , y siento volver á mi tema.. Mientras usted
escribe en el periódico, á Dios con mil demonios los TIRIOS.
—Al contrario , señor Don Bueso. Escribir en el ESPECTADOR
es hacer cuanto pende de mí para que el demonio no cargue con
esos TIRIOS á que usted alude. ¿No vé usted , bendito de Dios,
que si la imprenta sigue como ahora, no he de poder, aunque
me vuelva mico , dar feliz remate á mi obra, teniendo como tengo
en los labios esa malhadada mordaza que no me deja apenas res­
pirar?
—Sí, sí, ya lo veo; mas con lodo... lo que usted lleva escrito
hasta aquí, prueba que puede hablarse todavía...
—De lodo lo que sea no tocar á las gentes que mandan ahora.
Y para eso con mil precauciones, y usando de un sin fin de re­
ticencias , y poniendo en tortura las palabras, y... en fin... expo­
niéndose uno á que el dia menos pensado diga la autoridad: alio
fl/ii, que no quiero tener mas paciencia! Porque es de saber que
cn España no tenemos los escritores mas garantías para poder serlo,
que la personal tolerancia y el variabilísimo humor de los señores
gefes políticos. Eso, usted lo vé , es un demontre , y aunque los
jueces de primera instancia son todos unos guapos muchachos, al ca­
bo el tribunal que constituyen no tiene los sabidos requisitos que
un jurado debe tener... y... vamos! yo no veo que en España
sea el escribir un derecho, como dice la Constitución , sino una es­
pecie de condescendencia de parte de los hombres del poder, sien­
do asi puramente de gracia la vida que tiene la imprenta. Ahora
hien, amigo Don Bueso: El ESPECTADOR de que hablábamos se
P r
opone entre otras mil cosas devolver á esa imprenta los dere-
c
hos que nunca ha debido perder, convirtiendo en propia la vida
que ahora solo tiene prestada, y echando á rodar la censura que