TIMOS Yliras - DSpace CEU

512 TIRIOS T TROYANOS.
do y tercer ejército, habíale reemplazado Don Francisco Javier
Elio, de vuelta ya de su espedicion á nuestras provincias de
América, donde es fama que en vez de mejorar aquel triste esta­
do de cosas, echólo á perder y no poco. Señalóse el recien veni­
do por varias escursiones en la Mancha, recobrando el castillo
de Consuegra el dia 22 de setiembre, siendo por lo demás poca
su chispa en mejorar las operaciones del distrito confiado á su
cargo. Suchet se sonrió interiormente al ver el poco digno rival
que delante se le presentaba, y por lo que respeta á José, cla­
ro está que las fuerzas de Elio, siendo tan flacas para comba­
tirle, no habian de darle cuidado en lo relativo á su marcha,
cuando no se lo daba Copons que valia algo mas que él. El que
sí se lo daba era Hill, que venido de Estremadura y apostado
en las orillas del Tajo allá por Aranjuez y Toledo, habia au­
mentado sus tropas con los anglo-portugueses de Cádiz y con
6000 combatientes y 1200 caballos traidos de la plaza de
Alicante; pero el inglés no tuvo la bondad de trabar una sim­
ple escaramuza, y así, en vez de salir al encuentro á S. M. am­
bulante, dejó en el Jarama á Skerret como pudiera haber de­
jado un tronco, y él en tanto dirijióse á Madrid, donde en­
trando el 31 de octubre, sacó las divisiones que Wellington
habia dejado apostadas tanto dentro como en los alrededores,
y traspuso el Guadarrama con ellas, después de haber desocu­
pado los almacenes de los franceses y destruido sus obras en
el Retiro, con item mas la Casa de la China, llamada así por
los artefactos que de esta preciosa materia se elaboraban en su
recinto, y condenada á muerte sin proceso ni mas causa legal
que yo sepa que los picaros celos de Hill á una fábrica cuyos
productos rivalizaban con los de la Inglaterra, nuestra cara
aliada y amiga. Con esto entró Pepe en Madrid en la tarde