TIMOS Yliras - DSpace CEU

7>o(\ TIMOS Y TROTAMOS-.
lo que quiera Toreno, puesto en contradicción consigo mismo res­
pecto del "¡articular (I).
—lie doy á usted palabra de leer el capítulo á que se refiere;
pero mucho será que me convenzan las razones que usted esponga
en él.
— La reforma de las juntas provinciales fue seguida de otra im­
portantísima en la jurisprudencia criminal. Las Cortes abolieron la
tortura y la práctica de los apremios en su célebre y humanitario
decreto expedido á fines de ahril.
—Loor á las Cortes de Cádiz!
— El Congreso tras esto se lució con otro decreto en agosto, y
ese decreto fue el de señoríos y derechos jurisdiccionales. Cuando
empezaban á agonizar las monarquías establecidas en Europa des­
pués de la invasión de los bárbaros, los débiles y pobres se agru­
paron en torno de los fuertes y opulentos, prometiéndoles sumi­
sión y fidelidad fin cambio de la protección que esperaban tener á
la sombra de su poder y de sus riquezas. Tal fue el origen de la
feudalidad, verdulero pacto d> ül des entre la plebe y la aristocra­
cia; pero pacto que desde el principio fue poco á poco degeneran­
do en la mas insufrible tiranía por parte de los grandes señores,
lo* cuales convirtieron al fin en miserables esclavos suyos á los que
se acojicron á su amparo-
—Nunca sale bien , dice Fedro, la sociedad con el poderoso.
-—Los muy orgullosos barones, fuertes ya con su propia pre­
potencia, fuéronlo mas con el vasallage á que el pueblo les quedó
sometido , y bien pronto empezó la Europa á hervir en un sin fiu
de pequeños déspotas, con suprema autoridad todos ellos en su»
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(1) En efe.rlo: Torcno es muy otro cuando habla dç las corporaciones P
ivnciales, refiriéndose n la Jnnta Contral.