TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1814. 623
unanimidad, y aceptado de consiguiente por casi todos los
absolutistas. ¿Qué significa esto? ¿Es que se espide en odio de
Napoleón, y por eso están acordes con él lo mismo liberales
que serviles? ¿Es que juzgan oportuno estos últimos transijir
con la necesidad, aceptado en él solamente la parte que es
relativa á la cuestión internacional, reservándose para mas ade­
lante protestar contra los demás puntos concernientes á la cues­
tión interior? La horrible defección del mes de abril me in­
clina á creer lo segundo. El bando absolutista es hipócrita: ese
bando no es ya en lo general la comunión retrógrada en buen
hora, pero llena de buena fé, que hemos visto en el Congreso
anterior: ese bando ha aprendido á ser pérfido, y disimulará y
se aguantará hasta que le llegue su hora. Solamente el partido
reformista sigue siendo el mismo que siempre : la justicia de su
causa le enerva; la razón que le asiste le mata; los triunfos ad­
quiridos le ciegan; los grandes y elevados sentimientos cuyo
impulso irresistible obedece, le impiden sospechar en su con­
trario perfidia, mala fé ó alevosía.
Y es pérfido no obstante ese otro bando, y va de mala
fé... ya lo he dicho. De absolutistas que han votado el dia 2
de febrero en unión con los reformadores, muchos lo han
hecho para fascinarlos, tendiéndoles su mano como amigos, y
proclamando la necesidad de adoptar precauciones contra el
rey, cuya soberanía absoluta han jurado restaurar dias an­
tes. Aun estaban las Cortes en la Isla, y ya en Sevilla, en Cór­
doba, en Madrid, y en otras poblaciones del Reino donde per­
manecían muchos de ellos por no poder á causa de la fiebre
trasladarse al punto infestado, celebrábanse juntas secretas pa­
ra mejor asegurar el golpe, entrando á la parte en el plan y en­
tendiéndose con Mozo de Rosales, con Gómez Calderón y otros