TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1808. 81
agitando pañuelos blancos, y ofreciendo de parte de Murat re­
conciliación y amnistía. El pueblo con esto desiste , y después
de tres horas de combate, se retira fiado en la promesa. Murat
sin embargo es un pérfido, y faltando vilmente á su palabra, ordena
la prisión y el castigo de un sin número de infelices, cuyo único
delito es llevar la navaja con que cortan el pan para dar un pedazo
á sus hijos.... cualquier instrumento cortante por inofensivo que sea.
Conducidos á la casa de correos, donde el francés ha establecido una
inquisición espantosa, llamada comisión militar, y presidida esta
por Negrete para mengua del nombre español, son fusilados varios
por la tarde junto á la iglesia de la Soledad, siguiendo el esterminio
por la noche en el bello Paseo del Prado, y acabando la matanza el
dia siguiente en la montaña del Principe Pió.
Horrible asesinato! ¡Inhumana y atroz alevosía! ¿Qué adelanta
el tirano con eso ? La noticia de tamaña catástrofe llena á las pro­
vincias de furia, y sabidas después las renuncias que Napoleón ha
arrancado á la debilidad de los reyes, se alzan todas como un solo
hombre contra el insolente estrangero. Asturias se adelanta á todas
ellas en lanzar decidida su guante. El valiente alcalde de Móstoles
hace circular una carta excitando la furia popular, y pone en con­
vulsión el medio dia. Un triste vendedor de pajuelas alza en Valencia
el grito de guerra, y el jardín del oriente de España se levanta en ma­
sa á su voz. En la capital estremeña es una muger de la plebe la
que da la señal del combate, aplicando la mecha á un cañón. El tio
Jorge proclama en Zaragoza al joven Palafox por caudillo, y aquel
pueblo de héroes saluda al ilustre elegido del Pueblo. La capital de
Castilla la Vieja pide á Cuesta su general secunde el nacional mo­
vimiento, y negada tenazmente la súplica, cede al fin aquel gefe á
la vista del patíbulo, alzado bruscamente en la plaza contra el que
«o se quiera pronunciar. Santander, Cataluña, Mallorca, Málaga,
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