TIMOS Yliras - DSpace CEU

492 TIRIOS Y TROYANOS.
sea el Pastor; nada del terrible Merino, vengador de la junta
de Burgos; nada, en fin, de los demás partidarios que tan dig­
nas muestras de sí están dando por todas partes, siendo ahora
lo mismo que antes perpetua, inacabable pesadilla del atri­
bulado invasor: ¿mas cómo no pararme un momento á con­
templar la noble, la gallarda, la sublime figura de Mina, bur­
lador de Dorsenne en el Roncal para reproducir en Arlaban la
inmarcesible hazaña del convoy, hazaña ahora doblemente grande
por lo duplicado del riesgo, y bella otro tanto también, mer­
ced al episodio infantil que viene á ennoblecerla y realzarla?
Dos mil hombres escoltan los carros, y en ellos se encamina
para Francia Deslandes secretario de José, y con él su muger
y otras damas, y cinco pequeñuelos con ellas. Los franceses
están sobre aviso, merced á la sorpresa del año anterior; pero
Mina y su segundo Cuchagra caminan 15 leguas en un dia, y
cayendo sobre los imperiales al insinuarse en el cielo la aurora
del 19 de abril, los rompe, los destroza, los ahuyenta, dejando
tendidos 600, entre ellos el cuitado Deslandes, y aprisionado
á 150, entre ellos las mugeres y niños. Mina, émulo de Sci-
pion, respeta el infortunio femenil; y viendo á los niños sin
padres, los envia con escolta á Vitoria. ¿Qué dirá Kellermann
al saberlo, Kellermann digo, aquel cuyos soldados hacían dos
años antes quemar á fuego lento las manos y las plantas de
los pies de aquel otro muchacho español cogido por los suyos
en Segovia? Pero oigamos las palabras de Mina en su parte al
gobierno de Cádiz: « estos angelitos, decia, víctimas inocentes
en los primeros años de su vida, han merecido de mi división
todos los sentimientos de compasión y cariño que dictan la reli­
gión, la humanidad, edad tan tierna y suerte tan desventura­
da.... Los niños por su candor tienen sobre mi alma el mayor