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TIMOS Yliras - DSpace CEU

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AÑO 1813. 547<br />

que no tomase parte en el debate. Las sombras de Fernando y<br />

Torquemada pudieron quedar salisfecbas de sus últimos ada­<br />

lides, sobretodo de Riesco y de Inguanzo. La religión, la hu­<br />

manidad, la patria dieron por su parle las gracias á los hom­<br />

bres de la reforma, a los apellidados herejes, entre ellos los<br />

muy dignos eclesiásticos Muñoz Torrero, Ruiz Padrón, Espi­<br />

ga , Oliveros y Yillanueva.<br />

Gayó, pues, el horrible tribunal; cayó el formidable colo­<br />

so, y cayó con todos sus crímenes, con sus cinco siglos de<br />

vida. ¡ Sea escrito con letras de oro el memorable 22 de enero<br />

de 1813! ¡Gloria á los que vencieron al jigante! ¡Gloria á la<br />

comisión constitucional que armó con la piedra la honda! ¡Glo­<br />

ria á los que lanzaron la piedra, á los que tan insigne triunfo<br />

dieron al David de la civilización!<br />

Abolida la Inquisición, creáronse los tribunales protectores<br />

de la fé, al tenor de lo que la comisión habia indicado en la<br />

primera de sus dos proposiciones; medida indispensable en una<br />

época en que tan arraigado se hallaba el espíritu de fanatismo,<br />

de intolerancia y de preocupación. Fué aquello un tributo pa­<br />

gado á las exigencias del tiempo; pero mas aparente que real,<br />

mas de ostentación que efectivo. A pesar del rigor que las Cor­<br />

tes se vieron precisadas á afectar, restableciendo contra los he­<br />

rejes la terrible ley de partida que los votaba á pena capital,<br />

no era probable que llegase el caso de proceder á su aplica­<br />

ción, dado que no existiendo el Santo Oficio, faltaba lo mas<br />

principal, pues no habiendo verdugos, no hay víctimas. Los<br />

nuevos tribunales creados tenían un carácter muy diverso del<br />

de su formidable antecesor, y andando el tiempo, tenian que<br />

ser á este lo que el busto á la cabeza real, ó la moneda falsa<br />

á la legítima. Y este fué el pensamiento de las Cortes, matar la

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