TIMOS Yliras - DSpace CEU

622 TIRIOS Y TROYANOS.
lectores, debo ser claro, y mas en semejante materia. Al ha­
blar del Congreso anterior. lamenté, examinando su Carta,
la falta esencial de este artículo: la presente Constitución seréi
presentada al monarca cuando vuelva de su cautiverio, pudiendo
ser entonces reformada, de acuerdo las Cortes con él, aun cuando
no haya trascurrido el plazo que para ello se necesita. Para
discurrir de ese modo, me fundé en la carencia de fuerza de que
el liberalísimo adolecía para hacer entrar al rey en razón si se
resistía á aceptar la Constitución promulgada. Ahora, hablando
del decreto de arriba, haré otra observación, y diré: ¿sois ya
bastante fuertes, liberales, no ya solo para declarar que no
obedeceréis al monarca hasta que jure la Constitución, sino para
marcarle la ruta que ha de seguir basta la capital? Si lo sois,
nada hay que decir: el decreto de que estamos hablando es á
mas de justo, oportuno. Pero si no lo sois, ¿á qué viene ese
nuevo guante lanzado á la irritabilidad del monarca? ¿Qué lia­
reis, si Fernando se niega á seguir el itinerario que le plazca
á la Regencia trazarle? ¿Qué, si comprometidos cual lo estáis á no
tributarle obediencia hasta que jure la Constitución, dice que
no quiere jurarla? Vuestro decreto parte de la hipótesis de que
el rey se os vá á presentar como corderillo obediente.... pero
¿y si la hipótesis falla, como ya podéis sospechar? ¿tenéis vues­
tras medidas tomadas para habéroslas con el buey, con el
rinoceronte, con el tigre, ó con la especie de animal que sea
el que sustituya al cordero? ¡Oh! sin duda las habéis adoptado,
solo que no queréis que se sepan, y por eso las calla el de­
creto, y por eso, como es natural, no habla de ellas una pala­
bra el bello, el elegante, el bonito, el pulcro y bien escrito ma­
nifiesto del facundo Martínez de la Rosa.
El decreto ha sido en tanto votado poco menos que por