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434 TIRIOS Y TROYANOS.
mercio, prolejiendo á los inventores de nuevos descubrimientos en
cualquiera de estos ramos (1).
6. a
Dar parte al gobierno de los abusos que noten en la ad­
ministración de las rentas públicas (2).
7. a
8. A
Formar el censo y la estadística de las provincias.
Cuidar de que los establecimientos piadosos y de benefi­
cencia llenen su respectivo objeto, proponiendo al Gobierno las
reglas que estimen conducentes para la reforma de los abusos que
observaren.
9. a
Dar parte á las Cortes de las infracciones de Constitu­
ción que se noten en la provincia (3).
10. Las diputaciones de las provincias de ultramar velarán
sobre la economía, orden y progresos de las misiones para la con­
versión de los indios infieles, cuyos encargados les darán razón
de sus operaciones en este ramo, para que se eviten los abusos:
todo lo que las diputaciones pondrán en noticia del gobierno.
Dije atrás que las Cortes de Cádiz habían, aunque desca­
minadas de la senda que debian seguir, transijido con los po­
deres que yo llamo de localidad en contraposición á los otros
(1) ¿Por qué medios? ¿Con cuáles recursos?
(2) Derecho de censura poco acorde con el miedo de la Constitución á U
extralimitacion de facultades por parte de las diputaciones.
(3) ¿A qué, pues, el afán de evitar que las diputaciones provinciales degeneren
en pequeños Congresos? Los Diputados de 812 querían por un lado
encerrarlas en el estrecho círculo económico, y por otro las metían de patas
en las discusiones políticas. Es lo que decíamos antes, hablando de los
ayuntamientos: las Cortes temían al coco, y á veces invocaban su nombre
para hacerse un momento superiores al miedo que les infundía. ¿Porqué no
decidirse con franqueza por tirar la rienda ó Aojarla? Los peores sistemas de
todos son los del sí y el no y el qué sé yo, y el de los Diputados de Cádix
relativamente al asunto, no era, bien mirado, otro que ese.