TIMOS Yliras - DSpace CEU

AÑO 1812. 373
graves, gravísimos seguramente, no existiendo nada en el
mundo tan contrario á los fines sociales como la total parálisis,
ó la falta absoluta de acción en los (pie están al frente de los
Pueblos. No pueden, pues, los reyes mostrarse ni retrógrados
ni precipitados, ni menos en quietud absoluta. Su oficio es ca­
minar sin correr, estimulando á los que se rezagan, contenien­
do á los que se despeñan, poniendo en movimiento al que
se para. Ahora bien: para esto es preciso mirar adelante y
atrás. Las monedas en que se hallan los bustos de los reyes
constitucionales deberian tener dos caras como el Jano de los
amigóos, una para mirará lo pasado y otra para atender al
porvenir. A esto añadiría yo barbas en la cara que mira hacia
atrás, cuidando por supuesto de quitárselas en la otra que mira
adelante.
Esplicada en los términos dichos esa naturaleza hermafrodi-
la que atribuyo yo á los monarcas en los gobiernos representa­
tivos, escusado es decir que si han de serlo como exije su di­
fícil misión , no deben limitarse á reinar, sino que deben go­
bernar también, puesto que su cargo es de acción, y no de es­
tarse mano sobre mano así como de cuerpo presente, sin mas
que por llenar un interregno y para que la historia les aplique
aquello de Carlos II, tan bien dicho por nuestro gran QUINTANA:
Nulo igualmente á la virtud que al vicio,
Indigno de alabanza ó vituperio,
La estrella ingrata que su ser gobierna
Le destinó en el mundo
A impotencia oprobiosa, á infancia eterna.
Demás que ¿cómo representarían ese papel de moderadores
que les incumbe desempeñar, no dirijiendo la administración
en los términos convenientes? Verdad es que para eso es pre-