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en sus clases y g.rarquias, en el cual, aunque en términos suaves,
censurábanse los actos del Congreso, procurando excitar contra
este á los clérigos y á los nobles por lo de la cámara única , susti­
tuía de los estamentos. Resolución al canto en consecuencia, y
únase el nuevo escrito á la causa de que debe entender el tribunal.
Mas no paró en esto el asunto, dado que era preciso por lo visto
que hasta algún señor diputado procurase echarlo á perder, pro­
nunciando palabras irritantes contra la Asamblea y el Pueblo. Asi
lo hizo el retrógrado Valiente, y por cierto que lució su elocuen­
cia con espresiones tales como intriga, dirigiendo la pulla al Con­
greso, y con la de gente pagada, encarándose con las galerías. Ir­
ritóse aquel al oírlo, bramó el Pueblo en estas también, hizólas
despejar el presidente, cundió luego el desorden y la bulla por el
resto de la población , agolpóse la muchedumbre á las puertas, tro­
cóse el Valiente en medroso, y las Cortes no pensaron ya entonces
sino en los medios de salvar la vida del incauto representante,
como lo consiguieron en efecto, llevándolo á petición suya al navio
de guerra Asia, á cuyo bordo estuvo muchos meses, no queriendo
volver ni á tirones al seno de aquel Pueblo irritado. Mal ejemplo
seguramente el que dio con su indiscreción, y malo el del Pueblo
también , que no respetó cual debia la inviolabilidad del diputado,
que inviolable era, Don Bueso, por muy insolente y retrógrado, y
por muy absolutista que fuese. En resolución : todo aquello sirvió
para probar una cosa,ó dos cosas por mejor decir: 1." que cn fl
seno de las Cortes, y fuera de su gremio también, habia varias
gentes que miraban con mal disimulada ojeriza el naciente sistema
liberal: 2. a
que eran gentes apocadas las que procuraban mi­
narlo, no corriendo por tanto peligro las combatidas institucio­
nes, mientras fuesen la lengua ó la pluma los únicos arietes des­
tinados á echarla por tierra. Esto, como se ve, no quitaba qu*