TIMOS Yliras - DSpace CEU

336 TIRIOS Y TROYANOS.
Cortes.—CAPITULO VII. De las facultades de las Cortes.—CAPI­
TULO VIII. De la formación de las leyes y de la sanción real.—
CAPITULO IX. De la promulgación de las leyes.—CAPITULO X. De
la diputación permanente de Cortes.—CAPITULO XI. De las Cor­
tes estraor diñarías.
Tales son, amados lectores, los once mortales capítulos de
que consta este título III. Yo dividiré la materia de otra ma­
nera mas acomodada al examen que de ella voy á hacer, y así
cojo la pluma, y mojo y digo:
PARTE PRIMERA. Ley electoral. — ¡Cómo! dirán algunos:
¿la ley electoral formando parte de un Código constitucional?—
Y yo responderé: sí, señores: la ley electoral formando parte de
un Código constitucional.— ¿Mas cómo, volverán á decirme,
entrando esa ley en el número de las que se llaman orgáni­
cas?—Por eso , volveré á replicar: porque entra esa ley en el
número de las que se llaman orgánicas.—¡Pero hombre! in­
sistirán nuevamente: ¿no conoce V. que esas leyes no son ni
pueden ser de modo alguno parte constitutiva de un Código
de la naturaleza del que hablamos?—¡Pero niños! diré yo á
mi vez: ¿no conocéis que el Código en cuestión puede serlo
de farsa y no mas, si no entran á formar parte de él las
leyes á que estáis aludiendo? — ¡Fuera el profano! me dirá á
una voz la escuela doctrinaria moderna. ¡Fuera sofistas! repli­
caré yo á los que me llamen profano. La ley electoral es el Go­
bierno; la ley electoral es el Estado; la ley electoral es la Carta.
Así lo dice, y dice bien, Timón. La ley electoral, añade luego,
es, puede decirse, la única de las que constituyen un pais; es,
si se quiere, la matriz de todas, porque á todas ellas compren­
de. La carta es la sociedad en reposo: esa ley es también la so­
ciedad , pero la sociedad en movimiento. Decidme quienes son