TIMOS Yliras - DSpace CEU

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porque el hecho fué que aunque grato y muy á gusto de la ma­
yoría , no tuvo el dictamen la honra de convertirse en ley he­
cha y derecha, quedando empozado el asunto gracias á haber
cambiado alguna cosa la opinión favorable del Santo Oficio, y
merced sobre todo á la destreza del partido reformador, que
escarmentado con lo sucedido cuando lo referido de Alzaibar,
sabia bien lo mucho que ganaba en observar prudencia de
serpiente, mientras fuese aventurado ostentar brio, actitud y
garras de león.
No plació mucho á los inquisitoriales una dilación como
aquella; pero hubieron de resignarse, dejando para mas ade­
lante la renovación de la lucha. Quedó con esto el bando
ultra-fanático preñado de deseos de reñir, tan exactamente
preñado, que á los nueve meses parió. Fué el caso que en
abril del año 12 salió á luz otro escrito harto travieso, de mé­
rito literario no escaso, de prez mas inferior en lo oportuno,
su autor Don Bartolomé Gallardo, su título Diccionario crítico-
burlesco, su objeto zaherir una obrilla, titulada Diccionario ma­
nual y escrita por mano retrógrada; su efecto producir ira y
escándalo en los sectarios del oscurantismo, aspavientos en
las almas hipócritas, dolor en los hombres piadosos, algazara
en los de manga mas ancha, sentimiento en las gentes discre­
tas. Grande fué el ruido que movió en las Cortes el mas que
atrevidillo folleto, pidiendo alguno de los Diputados un cas­
tigo ruidoso, ejemplar, contra el que no contento con reirse á
espensas de las cosas humanas, parecía inclinado á chancearse
con otras de carácter divino. Hubo exageración sin duda algu­
na en confundir con estas v. gr. el artículo relativo á la bula;
pero como quiera que fuese, el autor olvidó que escribía en
época por demás quisquillosa, y así no es de estrañar la polva-