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558 TIRIOS Y TROYANOS.
bada su proposición con modificación muy ligera, resultó por
gran mayoría decretada la destitución, verdadero golpe de Estado,
ó contra-golpe por mejor decir, pues el golpe queria
darlo ella, es decir, la Regencia del Reino, y estotro lo dieron
las Cortes en merecida contestación á la tramoya 'que se preparaba,
resultando así descargar los que habian de recibir,
y vencer cabalmente por eso, por haberse sabido adelantar, ó
hubiera mentido la máxima, sentencia, apotegma, aforismo, ó
como se deba decir, de que el que dá primero, dá dos veces.
Cayó, pues, el entre bobo y agudo y servil por entero
Infantado; y con él el fanático Mosquera, y con este el ladino
absolutista nominado Villavicencio, y con ellos aquel pobre
hombre llamado Rodríguez de Rivas, no habiendo sucedido lo
mismo al Señor Conde de La Bisbal, por haber dimitido su cargo
cuando el encausamiento de su hermano por lo de la acción
de Castalia; pero en cambio vino á tierra otro pájaro de no
mejor agüero que él, y fué su sustituto Villamil, quedando con
esto el Congreso enteramente desembarazado de la peor Regencia
á no dudar que hasta entonces había tenido. En su lugar
nombróse luego otra, y esta, cuarta en el orden cronológico,
fué trina y no mas que trina en lo tocante á sus individuos,
no queriendo la Asamblea quintillas que tan mal le habian
probado, y volviendo por lo tanto al terceto, como metro que,
sino bien del todo, le sonaba al menos mejor. Por desgracia
estaban gastados de los tres endecasílabos, dos; y aun el tercero
no era enteramente de recibo, como suele decirse, habiendo
resonando en la lira de Napoleón Bonaparte con mas entusiasmo
que el justo allá cuando las cosas de Bayona; pero como
quiera que fuese, la Asamblea habia dispuesto que se encargasen
de la Regencia no Fulano, Mengano ó Zutano, como