TIMOS Yliras - DSpace CEU

16G TIRIOS V TRÓVANOS.
falta de tiempo, ni fueron las penurias de la guerra las que le im­
pidieron obrar en lan espinoso terreno: fue que via las cosas á
medias, y viéndolas á medias via mal, y viéndolas mal no era
mucho las dejase seguir como estaban, ó si por ventura queria
introducir alguna alteración, fuese esta a lo vizco ó á ciegas, per­
diendo mas ó menos la brújula, según era mayor ó menor la nube
que cubría sus ojos.
Pero en lo que menos dio muestras de comprender la índole
especial de su regeneradora misión, fue en lo legislativo y lo po­
lítico. España en aquellos entonces llevaba un vestido viejísimo,
y era necesario teñirlo, ó sustituirlo con otro. Los Centrales no su­
pieron ser sastres, ni simples tintoreros siquiera. Iba ademas ves­
tida de arlequín, y daba grima ver la pobre niña con su capacete
de godo, manto de romano hecho giras, corpino y gorguera á lo
austriaco , pelucon á lo Luis XIV, y borceguíes á la usanza mo­
ra. El gobierno la dejó como estaba , y ni siquiera destinó un mo­
mento á armonizar un poco aquel conjunto de raros y heterogé­
neos atavíos. Es decir , en pocas palabras , que la legislación si­
guió en su estado de incoherencia y de contradicciones , y con la
misma falla de sistema , y con el propio insoportable fárrago que
hasta entonces habia tenido , viéndose revueltos en ella los princi­
pios buenos y malos , el tigribus agni de Horacio , y el humenlict
sicas de Ovidio. A bien que ahora sucede otro tanto, y van ya á
cumplirse dos lustros que se han prometido otros códigos. El que
España por aquellos dias confió recibir de la Junta, fue el que
sirve de base á los demás ; pero bueno era Floridablanca para ha­
cer concesiones al Pueblo. La proposición de Jovellanos relativa á
convocación de Corles quedó aplazada indefinidamente la primera
vez que se hizo , é indefinidamente la segunda , cuando se pro­
vocó olra discusión, sorteándola los Centrales al modo que Montes