TIMOS Yliras - DSpace CEU

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cen de misas. Vierta usted sus ideas democráticas de la misma
manera (fue las siente , ó juzgue usted á ciertos personajes como
merecerían-ser juzgados, y clávemela usted en la frente, si la obra
sigue adelante.
—Enhorabuena; nras aquí del arle y de las reliccnchis y ro­
deos deque usled hablaba allá arriba. Repito que debemos pro­
bar, y por lauto me atrevo á suplicarle prosigamos nuestra con­
versación hablando sobre aquellos sucesos, con lo cual y con lla­
mar un taquígrafo que traslade al papel las palabras que vayamos
mutuamente diciendo, podrá usted tener una entrega, y aun des
ó mas, según lo que charlemos, si» necesidad por su parle de to­
mar la pluma cn la mano, si lan cansado está, como presumo, de
escribir para otras mil cosas. ¿Le parece á usted bien mí ocur­
rencia?
—Aliora veo la razón y el jwr qué de decirme usled hace poco
que podría servirme de mucho para acelerar esos TIRIOS.
—Y dejando aparte ese medio, (pie es tan natural y sencillo,
¿por qué no habia de escribirle yo alguna que otra entrega tam­
bién?
—Ay amigo! eso no; (fe ningún mudo. Escribir una obra en­
tredós, tiene inconvenientes muy graves. ¿Qué seria del plan en
tal caso, qué de la unidad del estilo , que del lazo común que debe
unir, como á miembros de uua misma familia, todos los pensa­
mientos é ¡deas? Yo no tengo la habilidad de los escritores fran­
ceses (pie siben hacer suyo lo a geno, zurciendo los relazos de
otros y llamándose autores del conjunto. Bueno, malo s mediano
ó pésimo, lo que hasta ahora llevo publicado tiene al menos la
prenda de ser mió. Sin embargo , no digo por eso que si tan
a
purado llego á verme con las varías larcas que me abruman , no
me decida al fin por csplolar la idea no del todo importuna que